Como dijo Cuco Sánchez en su canción Fallaste Corazón: "Y tú que te creías el rey de todo el mundo, y tú que nunca fuiste capaz de perdonar, y cruel y despiadado de todo te reías, hoy imploras cariño aunque sea por piedad"; es sin duda alguna parte de la canción que varios le deben de estar dedicando al ex fiscal Jorge Winckler, quien sigue tras las rejas y parece que ahí se va a quedar otro rato más.
Sus poco más de dos años como Fiscal General de Veracruz le están pasando una factura más cara de lo esperado, pues apostó todo al proyecto de los Yunes, quienes a la primera que pudieron se bajaron del barco panista que lidereaban y se treparon al de Morena con tal de salvarse, dejándolo a él que se hundiera y pague los platos rotos de aquel bienio en el que pensaban y casi juraban que se consolidarían en el poder.
Mientras sus expatrones yunistas buscan volverse a ganar la gracia del pueblo veracruzano vestidos de guinda, aquel que fuera su caballero más fiel, que los defendió a capa y espada, a costa de todo, hasta de su propia dignidad, ahora se refunde en una celda de Pacho Viejo a la espera de que vayan a rescatarlo como él en su momento medio rescató a Maryjose Gamboa tras estar en el tambo por matar un cristiano en estado de ebriedad y nunca haber pedido ni disculpas.
Las próximas elecciones municipales en Veracruz se perfilan como un reto no solo democrático, sino también de seguridad. Como lo ha señalado Jeremías Zúñiga Mezano, presidente de Comunidades Seguras, la violencia política y la intromisión del crimen organizado en los procesos electorales han dejado de ser eventos aislados para convertirse en un fenómeno recurrente en México. Este problema, que antes se manifestaba en regiones específicas, ahora afecta incluso a estados con fuerte presencia institucional, lo que obliga a replantear las estrategias de protección tanto para los candidatos como para los votantes.
La pregunta es inevitable: ¿cómo puede garantizarse un proceso electoral libre y justo en un ambiente donde el miedo se ha convertido en una herramienta de control?
Los partidos políticos tienen una enorme responsabilidad en la selección de sus candidatos, y no pueden seguir ignorando los vínculos que algunos de ellos establecen con grupos delictivos a cambio de financiamiento o apoyo electoral. Permitir que el crimen organizado influya en la elección de autoridades es, en última instancia, una traición a la ciudadanía.
Bien lo dijo el escritor estadounidense George Santayana, "El que no conoce su historia está condenado a repetirla", la cual hace referencia a la necesidad de que los ciudadanos estén informados y críticos para que no se cometan los mismos errores, tanto en decisiones políticas, como en la vida social.
Hoy por hoy, pareciera que esa frase a quedado en el olvido, pues algunos se hacen de la vista gorda a pesar de conocer muy bien la historia del país y de cómo se manejan los actores políticos con tal de obtener algún beneficio.
Otros si arremeten contra quienes están en el poder, pero también quieren su "ayuda" mes con mes porque así está en la ley. Entonces, cuando no nos beneficia alguna decisión política si nos acordamos de la historia y hacemos de todo para que no se repitan esas acciones, pero cuando si nos toca un beneficio, ahí ni nos acordamos de lo que ha pasado con anteriores decisiones que afectan a otros.
Todos los mexicanos conocemos nuestra historia llena de errores, pero a pesar de eso estamos repitiéndola porque siempre habrá "algo bueno", algo a nuestro favor, que nos hará olvidar por un momento esas tragedias, pues lo que no hizo un gobierno, lo hace el otro y así sucesivamente.
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