En la Segunda Guerra Mundial, en el apogeo de su locura demencial , Hitler, la bestia criminal de triste memoria. Giró instrucciones a sus subalternos para crear un grupo que estuviera alejado de todo sentimiento de piedad, que tuviera el valor de perder la vida por nada. Un grupo de psicópatas , sádicos y sesinos. Asi nacio la brigada " SS Dirlewanger" .
Capitaneada por otro delincuente, formado en las Calderas del infierno alemán. Atroz sujeto al que describen como de una gran inteligencia, pero terriblemente cruel. Experto en exterminio, drogadicto y alcoholico, sádico y pederasta. Así fue el alemán que dirigió enfundado en uniforme negro, al grupo de la muerte. Su nombre, Oskar Dirlewanger.
La unidad creada por este sujeto fue conformada por militares indisciplinados, por reclusos asesinos y psicópatas, lo peor que habría parido la Alemania nazi. Oskar, con la cara enjuta ,los ojos sumidos de expresión cadaverica, con su metro y ochenta centímetros, era la muerte en persona.
Bajo las órdenes de otro loco y feroz individuo de nombre Heinrich Himmler.
Esa brigada de terrible recuerdo, masacro a la población polaca. El pueblo que se negaba a caer no pudo soportar la embestida de esa máquina de terror, la que tan solo en dos días cometió cuarenta mil asesinatos.
¿Como puede entenderse que en un individuo con doctorado en economía pudieran esconderse instintos así?
La mente humana es incierta y misteriosa en ella cabe lo sublime y demoníaco.
Si alguien cree que las carceles no son necesarias o sus castigos excesivos, basta hechar una mirada a las personalidades de estos sujetos, para darse cuenta que en algunos casos, la prisión se queda corta como forma de castigo.
No hay criminal bueno. Ellos no piensan, ni sienten como la gente normal. Son individuos de otro mundo. Sus hemisferios cerebrales perciben de forma distinta el mundo en que viven.Sus patrones de conducta son muy distintos a los de la gente común.
Algunos nacieron con el gen de la maldad costurado a sus almas, otros heredaron los ejemplos familiares o fueron forzados en su edad temprana a soportar inconfesables maltratos.
Como sea, la prisión hoy por hoy , a diferencia de la pena de muerte, es uno de "los castigos " con más bondades que la pena fatal, aunque con escasas y marcadas excepciones, cumplen con su función de reinserción social.
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