Veracruz | 2020-11-16 | Heladio Castro
Aunque el estado de Veracruz registra casi 39 mil casos de coronavirus y supera las 5 mil defunciones, la ciudadanía insiste en acudir a puntos donde hay multitudes, pese a los llamados para evitar esa práctica.
Por un lado están los comerciantes de giros esenciales y de otros que no lo son, quienes esgrimen su derecho a ganarse la vida y por otro están las voces de alerta de autoridades sanitarias que demandan evitar esas prácticas.
Desde hace tiempo el ayuntamiento de Veracruz cierra la avenida Independencia de Mario Molina a Miguel Lerdo los fines de semana, aduciendo que es para reactivar la economía del centro histórico.
El beneficio directo ha sido para los bares y hoteles en la zona del Zócalo, no para otros giros comerciales.
La zona de playas nunca ha dejado de recibir a bañistas locales y visitantes, pues con todo y pandemia los fines de semana se concentran multitudes sobre todo en Villa del Mar.
Los antros de Boca del Río reciben a personas ansiosas de relajarse, y no siempre siguen las medidas sanitarias de seguridad para restringir el acceso.
En el transporte público, es común ver en noticias de televisión que algunos permisionarios hacen sanitizar sus unidades en sus terminales, antes de iniciar su ruta. Pero durante el trayecto de ida y vuelta nadie limpia los pasamanos para eliminar posibles virus de algún contagiado.
Muchos taxistas usan el cubrebocas y algunos adaptaron acrílicos y plástico, según sus posibilidades, para reducir el riesgo de contagios; y algunos llevan gel antibacterial.
En cambio, en los autobuses de pasaje se podría contar con los dedos de las manos a los choferes que portan cubrebocas; y ninguno cuenta con gel para los pasajeros.
Pocos comercios siguen estrictamente las medidas de salud, y aunque la mayoría tiene personal en la puerta para tomar la temperatura y ofrecer gel, se suele operar al tope de la capacidad.
Los tapetes supuestamente sanitizantes colocados en la entrada de zapaterías, tiendas de ropa, farmacias y otros establecimientos, están secos, sin líquido sanitizante.
Tan sólo el lunes 16 de noviembre, visitantes y veracruzanos llenaron calles y comercios, cafés, restaurantes y bares.
Pese al norte que golpeó a la costa veracruzana, el malecón y sus alrededores estuvieron atestados de turistas.
Muchos de ellos hasta hicieron cola en las banquetas, esperando turno para entrar en los cafés, y muchos ni siquiera portaban cubrebocas.
A nadie pareció importarle que México ya supera el millón de contagios de Covid-19 y su aproximación a los 100 mil defunciones.