| 2023-11-02
Las historias que tienen consigo los panteones son muchas, pues en cada lugar siempre habrá alguna leyenda o aparición que lo caracterice, tal es el caso del Panteón Jardín Veracruzano, mismo donde trabaja Don Alfredo Hernández.
Don Alfredo Hernández tiene 53 años trabajando en los cementerios de Veracruz. Estuvo en el Panteón Particular trabajando durante 20 años, donde se desempeñaba cuidando tumbas, sepultando, así como abriendo fosas.
Posteriormente, en el año 1988 fue trasladado al Panteón Jardín Veracruzano, donde ya lleva 33 años trabajando con mucha dedicación, pues es algo que le gusta desde que inició.
Mientras cuida por las noches el camposanto en compañía de sus perros, Don Alfredo relata que en sus recorridos se ha encontrado con distintas almas en pena.
Uno de ellos es el de su compañero que muchos años estuvo con el limpiando y cuidando tumbas, el cual sale a recorrer los espacios donde trabajaba cuando estaba con vida.
“Sale a recorrer sus trabajos que desempeñaba. Yo lo he visto como dos veces, y otro amigo que ya partió fue el único que lo vio”, comentó.
De igual manera, Don Alfredo menciona que una niña de 5 años camina por las tumbas, misma que ya ha sido vista por más compañeros que recorren el panteón.
“Una niña como de 5 años, anda descalza y trae una batita blanca y el cabello largo. Siempre anda en las noches”.
En todos sus años como cuidador, ha visto como han sido poseídas por energías desconocidas personas que se adentran al cementerio a grabar con sus celulares.
También ha sido testigo de los rituales que se a lo largo de los años se han realizado dentro del panteón.
Con mucha tranquilidad, Don Alfredo Hernández recuerda la vez que mientras se encontraba limpiando las tumbas por la noche, se le apareció un hombre vestido de charro montado en un caballo, el cual asegura Alfredo que es el diablo.
Señala que ha hablado con él mientras trabaja, llegando al grado de ser amenazado de perder la vida.
“Una noche cerca de las 12, estaba lavando unas tumbas y me sale un tipo preguntándome que por que me gustaba estar trabajando tan tarde, y me dijo que si el quisiera me enterraba en uno de los terrenos vacíos que había”, comentó.
Asegura que después de ese encuentro, las veces que recorre el camposanto por las noches, ha notado que la presencia del “diablo” lo persigue, sin embargo, para él ya es algo normal, pues ya no siente miedo.
“Ya no me asusto cuando lo veo, es como algo natural por que ya paso, ya pasé la prueba. Me lo encuentro, pero yo sigo a lo que voy”.
Alfredo Hernández asegura desempeñar su trabajo como cuidador con un cariño, y que le gusta lo que hace y lo seguirá haciendo mientras loa años y la vida se lo permitan.
“Me gusta mi trabajo de lleno, porque de ahí yo me he mantenido y ha ayudado a mi padre y a mi madre”, finalizó.