Veracruz | 2025-05-24
Lo que más busca la gente con los brujos de Catemaco son los amarres. Pepe Altamirano, brujo originario de ese lugar lleva cinco generaciones de saberes esotéricos en su linaje.
Aunque muchos llegan con dudas, los amarres son los trabajos más solicitados, seguidos de los pactos para obtener dinero fácil y, finalmente, los casos más delicados: personas desahuciadas por la medicina que buscan una última esperanza.
"Hay tres tipos de personas que nos buscan: por amor, por dinero o por salud. Y la mayoría llega por amor. Vienen porque quieren retener a una persona a la fuerza. Muchos lo llaman un empujoncito y aunque no damos detalles, sí, algo hay de eso".
Sin embargo, advierte que su labor no se basa en la magia como espectáculo, sino en una combinación de tradición, espiritualidad y fuerza mental.
"A veces la gente cree que una imagen o una piedra tiene el poder milagroso, pero lo que en realidad mueve todo es la mente. El poder de la atracción y la fe son claves. Si uno pide algo con convicción, hasta una piedra se lo puede conceder".
Pepe Altamirano no cobra por su trabajo. Participa en el Encuentro Cultural Yolpaki representando a Catemaco con un mensaje de ayudar a quienes se sienten cargados de energía negativa. Su herencia viene de ambos lados de la familia. Su padre fue brujo, y du abuelo también. Su madre no era de Catemaco, era una gitana que practicaba la clarividencia, la lectura del tarot y la sanación.
"Aunque muchos no lo crean, cuando saludamos a alguien, esa persona nos puede transmitir su energía. Lo malo se nos pega más fácil y nos empieza a ir mal en el trabajo, en la vida. Nosotros venimos a limpiar, a ayudar. No pedimos ni un peso".
Estará ofreciendo su guía espiritual nuevamente este domingo a las 6:00 de la tarde. Con voz pausada y segura, recuerda a quienes se acercan que lo más poderoso no es el ritual en sí, sino la convicción de quien lo pide.
"La fe mueve montañas. Nosotros solo ayudamos a encaminar esa fe".