| 2025-05-14
Una mañana te asomas al inodoro y notas algo: ese borde ya no está blanco. Tiene una mancha que no se va con solo jalar la palanca. Rasposo al tacto, de color entre amarillo y marrón. Eso que ves es sarro. Y aunque no es nada raro, tampoco es inofensivo.
No aparece por descuido, sino por el agua. Más específicamente, por el tipo de agua que llega a tu casa. Si tiene muchos minerales (como calcio o magnesio), se considera agua dura.
Cada vez que tiras la cadena, parte de esa agua queda adherida al interior del inodoro. Con el tiempo, se evapora y los minerales se quedan ahí, formando una capa que no solo es fea, también acumula bacterias y mal olor.
Y si hay una fuga o goteo, el proceso se acelera. Ni hablar si el baño permanece cerrado o sin limpiar con frecuencia.
Hay varias formas. Todas con cosas que probablemente ya tienes en la alacena. Aquí las más efectivas:
1. Vinagre blanco + bicarbonato
No falla. Solo necesitas paciencia y un buen cepillo:
Esta mezcla actúa aflojando la capa de sarro gracias a su reacción química.
2. Vinagre caliente
Para sarro pegado con ganas, calentar el vinagre ayuda.
Cuanto más caliente, más poder disolvente. Solo cuida no usarlo si el baño es muy cerrado: ventila bien.
3. Jugo de limón con sal gruesa
Ideal si prefieres aromas cítricos y limpieza más natural.
El ácido del limón disuelve los residuos. La sal, por su textura, ayuda a raspar sin dañar la porcelana.
4. Piedra pómez
Si ya nada parece funcionar y las manchas siguen ahí:
Este truco es para casos extremos. Se recomienda como último recurso.
Más vale prevenir que raspar sarro. Estas medidas ayudan más de lo que crees:
Una mezcla de bicarbonato, ácido cítrico y un chorrito de agua puede convertirse en una pastilla que, una vez seca, se tira al inodoro para limpieza rápida. Se disuelve, burbujea, limpia. Si no quieres usar químicos comerciales, esta es una alternativa que también deja un aroma suave.
El sarro es parte del uso cotidiano del baño, pero no tiene por qué quedarse ahí. Con vinagre, limón, sal o bicarbonato puedes combatirlo sin necesidad de productos caros o tóxicos. Lo importante es hacerlo a tiempo y, sobre todo, no dejar que se acumule.