| 2025-06-16
Podría parecer un detalle menor, pero el ángulo en que colocas tus espejos laterales incide directamente en tu campo visual al conducir. Y sí, eso puede costarte más que un raspón: estamos hablando de posibles accidentes causados por esos traicioneros puntos ciegos. ¿Te ha pasado que un auto aparece "de la nada"? Tal vez tus espejos están mal orientados.
A menudo, al acomodar los espejos, muchas personas se enfocan en ver parte de su coche —la puerta, la manija, incluso un pedazo de la carrocería trasera— pensando que así tendrán mejor control visual. Sin embargo, esa práctica reduce significativamente lo que realmente importa: ver qué hay más allá.
Y es que, si la mitad del espejo está ocupado por tu propio auto, entonces el carril de al lado queda parcialmente oculto. Ese es el lugar favorito de los puntos ciegos que pueden derivar en un accidente.
Lo creas o no, el ajuste más óptimo es extremadamente simple, solo unos segundos y un poco de atención. Aquí el paso a paso:
Este simple ajuste amplía el ángulo de visión lateral. Es como abrir una ventana a lo que normalmente queda oculto. De paso, reduce la dependencia de movimientos bruscos de cabeza.
Porque al conducir, el tiempo de reacción lo es todo. Si un vehículo se acerca desde el carril contiguo y no lo detectas, puedes generar una colisión con solo hacer un cambio de dirección. Este método ayuda a disminuir esa probabilidad.
Además, no solo se trata de seguridad propia: el ajuste correcto también protege a quienes van en motocicleta, en bici o incluso a los peatones que se acercan desde el ángulo ciego.
No basta con mover los espejos una vez y olvidarse. Cada vez que alguien más maneja tu auto, es probable que los haya tocado. Verifica el ángulo antes de arrancar. Hazlo parte de tu rutina: encender, cinturón, espejos.
Y recuerda: este ajuste no reemplaza la vista por encima del hombro, especialmente cuando vas a girar o incorporarte a otra vía.