Estados Unidos | 2024-02-06
El 30 de noviembre de 2021, un joven armado abrió fuego contra estudiantes y personal educativo del Instituto Oxford en Michigan, Estados Unidos. Como resultado de este atentado, fallecieron cuatro estudiantes menores de edad y otras seis personas resultaron heridas.
El autor de la masacre fue el joven estudiante Ethan Crumbley, quien llevó una pistola SIG SAUER 9mm que le fue otorgada por su padre como regalo de Navidad. El tiroteo duraría tan sólo 3 minutos, pero las secuelas que dejaría en la comunidad de Detroit y la escuela de Oxford dolerían por toda una vida.
Este caso resultó histórico por la magnitud de la sentencia. El joven Ethan, de 15 año, fue sentenciado a cadena perpetua sin libertad condicional aun siendo menor de edad. Dicha estela seguirían sus padres que, tras no asistir a la lectura de cargos, serían apresados en Detroit y acusados de cuatro delitos.
Dos años después, Jennifer Crumbley, madre del asesino sería condenada a hasta 15 años de prisión por homicidio involuntario. La sentencia supondría un novedoso precedente en la cuestión de la responsabilidad de los padres en los actos últimos de sus hijos.
El juicio contra la madre se centró en lo múltiples actos de negligencia que, ignorando su responsabilidad y las señales de advertencia, facilitaron los horribles actos de su hijo que acabaron con la vida de cuatro jóvenes.
"Es un caso raro que requiere hechos realmente atroces", dijo la fiscal del condado de Oakland, Karen McDonald, en los alegatos finales del viernes. "Se necesita lo impensable, y ella ha hecho lo impensable, y por eso, cuatro niños murieron".
Pese que la defensa declarara como inocente a la acusada, un jurado compuesto de 12 personas encontró a Jennifer Crumbley como culpable tras una dura deliberación de hasta 10 horas. El padre, James Crumbley sería el siguiente a sentarse en el banquillo del acusado.