México | 2023-05-03
Las olas de calor y las alertas de temperaturas extremas se han convertido en algo habitual en numerosos países, pero pocas veces estas alertas incluyen otros factores que afectan peligrosamente al ser humano y que dificultan su capacidad de adaptación.
Los avisos de los servicios meteorológicos sobre olas de calor deberían basarse no sólo en las temperaturas, sino incluir índices de estrés térmico que tienen en cuenta factores como la humedad, el viento y la exposición al sol, según un estudio científico publicado recientemente.
Un elevado nivel de humedad en el ambiente y la ausencia de viento pueden hacer, por ejemplo, que una temperatura extrema de 37 ºC sea más perjudicial para la salud que esa misma temperatura en un ambiente seco al dificultar que el cuerpo humano pueda enfriarse.
Este es uno de los puntos principales del estudio elaborado por un equipo científico internacional del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres (Lshtm, por sus siglas en inglés) publicado en la revista Npj | Climate and Atmospheric Science de Nature.
En el estudio advierten de que basarse únicamente en las temperaturas puede ser insuficiente para informar a la población sobre los verdaderos riesgos para la salud de una ola de calor, y solicitan que se incluyan estos datos en las alertas.
“De un modo sencillo, se trata de tener en consideración que no es lo mismo la temperatura que el calor”, explica Xavier Rodó, uno de los autores del estudio.
“La diferencia está en cómo el cuerpo fisiológicamente percibe la combinación entre una temperatura elevada y una humedad elevada”, indica.
El científico español y responsable del programa ‘Clima y Salud’ de ISGlobal destaca que “el estudio más que nada lo que hace es poner el énfasis en que la comunicación por parte de los servicios de meteorología y cómo se comunican los extremos, las olas de calor, está basada únicamente, como mínimo aquí en nuestro país y en otros países, en las temperaturas máximas”.
Sin embargo, cree que se deberían seguir los pasos de otros países como EE.UU., Canadá y Alemania que ya han incluido índices de estrés térmico a la hora de comunicar las olas de calor “como medida más adecuada del peligro, de una situación de alerta, básicamente porque a igual temperatura, a diferentes humedades, el riesgo es diferente”.
Aunque el umbral de resistencia al calor de cada persona varía en función de una serie de factores individuales, se han diseñado distintos índices de estrés térmico para describir el impacto de las condiciones meteorológicas en el cuerpo, incluido el punto en el que las condiciones experimentadas pueden convertirse en una amenaza para la salud humana.
Algunos de los ejemplos más conocidos son humidex (Hu) -que se usa en Canadá-, el índice de calor (HI) -que se emplea en EE.UU- y el índice universal de clima térmico (UTCI), usado en Alemania.
Sin embargo, el mensaje real de peligro de ola de calor a través de las noticias y los medios de comunicación sigue estando vinculado en su mayor parte a las temperaturas máximas y rara vez incluye información sobre los valores previstos de estos índices, también en parte por el desconocimiento del público.
En este punto, los expertos insisten en que dependiendo de la humedad, 36 °C en un lugar determinado puede ser, en un caso, muy incómodo y, en otro, peligroso.
Esto es especialmente importante cuando se consideran las llamadas “olas de calor húmedo”, cuya frecuencia se teme que aumente con el cambio climático.
Para elaborar el estudio, el equipo científico estudió olas de calor recientes que batieron récords en Europa, Norteamérica y Asia y comparó los mapas de temperaturas máximas diarias con los de los índices de estrés térmico máximos de cada día.
Las zonas geográficas donde los índices de estrés térmico revelaban el mayor riesgo no coincidían necesariamente con las regiones donde se registraron las temperaturas más altas.
“Las lecciones aprendidas de las grandes olas de calor recientes sugieren que es necesario mejorar los protocolos de actuación. Una vez que se ha emitido la alerta meteorológica, es necesaria una cadena clara de responsabilidades”, afirma Ivana Cvijanovic.
“Educar a la población general sobre cómo comportarse durante las olas de calor también es muy importante”, agrega.