Veracruz | 2022-11-09
Comparado con Cuauhtémoc Blanco, su homólogo y correligionario del estado de Morelos, el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, resultó un mandatario mucho más habilidoso para sacudirse en menos de un año a Jorge Winckler, un incómodo fiscal que le heredó su antecesor, el panista Miguel Ángel Yunes Linares.
Y es que el famoso exfutbolista lleva casi cuatro años intentando destituir al fiscal Uriel Carmona Gándara que le dejó el exgobernador perredista Graco Ramírez, pero hasta ahora no ha podido lograrlo.
Carmona enfrentó su mayor conflicto en diciembre de 2020, cuando la Fiscalía General de la República (FGR) presentó una solicitud de desafuero en su contra por incumplir con los exámenes de control de confianza al momento de su designación en el Congreso de Morelos, misma causa por la que la Diputación Permanente de la LXV Legislatura de Veracruz, controlada por Morena y partidos aliados, removió a Winckler Ortiz en septiembre de 2019.
También acusaron al morelense de nombrar al fiscal anticorrupción Juan Salazar Núñez, otrora colaborador cercano del exgobernador Ramírez Abreu, sin que cumpliera con el mismo requisito de los exámenes de control de confianza.
Sin embargo, Carmona logró sortear ese obstáculo luego de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) confirmó el fuero del fiscal y determinó que no podría ser removido de su cargo por la falta del examen de control de confianza, lo que Winckler no consiguió a pesar de un amparo concedido por la justicia federal.
Y es que a diferencia del abogado yunista, el fiscal de Morelos ha hecho alianza con el Congreso local y ha declarado públicamente su desinterés por lo que divulguen organizaciones civiles o sociales respecto a su desempeño como titular de la Fiscalía, porque, dice, los únicos a quienes debe rendir cuentas es al Poder Legislativo. Así, dicen, lo ha hecho cada seis meses cuyas comparecencias han sido tersas, con excepción de las críticas proferidas por el diputado de Morena, Arturo Pérez Flores, quien lo “reprobó” en su última presentación.
Hace unas semanas, el nombre de Carmona Gándara apareció en los archivos extraídos de la Sedena por los hackers de Guacamaya, en los que se revelaban vínculos del fiscal con la delincuencia organizada. El abogado respondió de inmediato y acusó que ese tema fue inventado supuestamente por un funcionario de la Comisión Estatal de Seguridad, a quien amenazó con denunciar ante el Ministerio Público.
Pero ahora vuelve a estar en el ojo del huracán por la polémica investigación del feminicidio de Ariadna Fernanda López Díaz, una joven de Iztapalapa cuyo cuerpo sin vida fue hallado hace una semana en la autopista La Pera-Cuautla, en Tepoztlán.
Y hoy todo parece indicar que lo que no pudo lograr Cuauhtémoc Blanco finalmente lo conseguirá la Jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, ya que tras las pesquisas y pruebas periciales de la Fiscalía capitalina, la aspirante presidencial de Morena acusó públicamente al fiscal de Morelos de encubrir al presunto feminicida –un empresario, ya detenido, que estaría vinculado a él– y anunció que será denunciado penalmente ante la FGR.