La muerte de Fidel Herrera Beltrán, exgobernador de Veracruz (2004–2010), reabrió el debate sobre el legado que dejó su administración en la entidad. Mientras algunos recuerdan su habilidad política y su estilo carismático, otros señalan que su mandato marcó el inicio de una profunda crisis institucional en el estado.
Conocido por su habilidad política y su dominio del discurso, Fidel Herrera se convirtió en uno de los últimos grandes operadores del viejo PRI, pero también en un impulsor de proyectos de modernización en infraestructura, educación y desarrollo regional. Durante su mandato, se ejecutaron obras como la modernización del puerto de Veracruz, la expansión de la red carretera estatal y la inversión en parques industriales que atrajeron capital privado.
Fidel Herrera llegó al gobierno estatal arropado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y una estructura política sólida. Su mandato se caracterizó también por una intensa propaganda, obras públicas y una estrategia de control político.
Fidel Herrera impulsó también la creación de programas sociales enfocados en educación y salud, además de ampliar la cobertura eléctrica y de agua potable en comunidades marginadas. Fue un gobernador que mantuvo presencia constante en los medios y que promovió una imagen de cercanía con la población, lo que le valió el apodo de "El Tío Fide".
Otro de los legados más visibles del exgobernador es la instauración de una red de poder que, tras su salida, permitió la llegada de Javier Duarte, su sucesor y aliado político.
Para muchos analistas, Fidel Herrera dejó condiciones para el colapso administrativo, financiero y de seguridad que viviría Veracruz en la siguiente década.
Bajo su mandato, el estado comenzó a registrar un aumento significativo en los índices de violencia. Aunque en ese momento los datos oficiales no lo reflejaban con claridad, testimonios posteriores de periodistas, activistas y ciudadanos dieron cuenta del asentamiento de grupos criminales en varias regiones del estado, favorecidos por la impunidad y la colusión de autoridades.
En el ámbito político, su principal legado fue consolidar una red de liderazgo priista que por años dominó el panorama local. Supo tejer alianzas y construir una base de poder sólida, que le permitió influir en la política estatal incluso después de dejar la gubernatura. Su estilo, pragmático y de fuerte presencia pública, marcó una época en la política veracruzana.
Fidel Herrera también llevó el nombre de Veracruz a la diplomacia, al ser nombrado cónsul de México en Barcelona en 2015, aunque renunció dos años después en medio de críticas políticas.
Su trayectoria es recordada tanto por su habilidad como operador político como por las sombras que marcaron su administración.
Fidel Herrera también dejó una huella en la política nacional. Fue senador, diputado federal y cónsul de México en Barcelona.
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