Donald Trump ha planteado una estrategia arriesgada para hacer que Estados Unidos venda más productos al mundo: bajar el valor del dólar y subir los aranceles a otros países. La meta es clara: hacer que el "Made in USA" sea más barato y competitivo, proteger la industria nacional y reducir la deuda externa. Pero el camino elegido ya está provocando sacudidas en los mercados financieros.
Para que los productos estadounidenses se vean más atractivos en el exterior, Trump busca que el dólar pierda valor. Si la moneda de EE.UU. baja, por ejemplo, un coche de 100 dólares costará menos en otras monedas como el peso mexicano o el euro. Eso hace que exportar sea más fácil.
Pero hay una consecuencia: cuando el dólar se debilita, los productos que se venden en esa moneda —como el petróleo, el trigo, el gas o los metales— se vuelven más caros. Los países que exportan estas materias primas no quieren ganar menos, así que suben sus precios para compensar. Y como casi todo el comercio mundial usa dólares, ese aumento se refleja en el precio de muchas cosas: energía, transporte, alimentos, tecnología. Ahí donde nace la inflación global
Trump no se detiene ahí. Su plan incluye el llamado "Acuerdo Mar-a-Lago", con el que pretende que los países dejen de guardar tantos dólares en sus bancos centrales y cambien los bonos de deuda estadounidense que poseen por bonos a 100 años sin intereses. Así, Estados Unidos gana tiempo para pagar su deuda, pero obliga al resto del mundo a aceptar condiciones poco atractivas.
Trump lanzó la amenaza: si no cooperan, impondrá aranceles altos a los productos que exporten a EE.UU. la semana pasada anunció un arancel base del 10% a todos los países, además de tarifas "recíprocas" —es decir, del mismo nivel que esos países aplican a los productos estadounidenses—. Eso incluyó un 20% a la Unión Europea, un 34% a China, y hasta un 54% para ciertas importaciones chinas. "si tú me cobras mucho, yo te cobraré igual o más".
El golpe llegó. Las principales bolsas del mundo vivieron una caída histórica. Wall Street tuvo su peor jornada desde 2020: Apple, Amazon, Nike y otras grandes compañías perdieron valor de forma abrupta. En Europa y Asia, los mercados también cayeron con fuerza, y miles de millones de dólares se esfumaron en solo unos días. La causa principal fue el temor a una guerra comercial global, pero también el miedo a que la inflación se dispare si suben los precios del petróleo, los alimentos o los insumos tecnológicos.
Trump busca que los países jueguen con nuevas reglas: menos poder para el dólar, más ventas para EE.UU., menos deuda a corto plazo. Pero imponer esas condiciones con amenazas de aranceles y presión monetaria ha encendido alarmas en todo el planeta. Los mercados no responden bien a la incertidumbre, y mucho menos cuando se trata de cambiar el equilibrio del sistema financiero global.
La estrategia de Trump puede fortalecer temporalmente la economía estadounidense, pero también puede provocar represalias, reducir el comercio internacional, generar inflación y aumentar el riesgo de una recesión mundial
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