Cuando a finales de 2023 vieron que el Titanic del PRI comenzaba a hundirse por el autoritarismo y decisiones equivocadas de su capitán Alejandro "Alito" Moreno, muchos priistas decidieron saltar y abrazarse al iceberg de la 4T, sin colgarse directamente de Morena sino como militantes y simpatizantes del PVEM, el partido bisagra que en la sucesión presidencial del 2000 se alió primero con Vicente Fox, candidato del PAN; luego en 2006 con Roberto Madrazo, del Revolucionario Institucional –el único con el que fracasaron por el pleito personal del tabasqueño con la lideresa magisterial Elba Esther Gordillo–; después, en 2012, con Enrique Peña Nieto, también del tricolor, y en 2018 con el líder morenista Andrés Manuel López Obrador.
La desbandada se dio además en Veracruz, donde la elección de Presidente, senadores y diputados federales concurrió con la de Gobernador y diputados locales. Varios de los desertores del PRI se fajaron para sumarle votos verdes principalmente a las candidatas Claudia Sheinbaum y Rocío Nahle, cuyos triunfos fueron apabullantes.
Pero en la entidad, pocos, muy pocos, fueron incorporados en la recién estrenada administración pública estatal. Los escasos afortunados recibieron cargos de segundo o tercer nivel. Hasta ahora, la única que logró sacar reintegro fue la exalcaldesa de Xalapa, exdirigente estatal del PRI y exdiputada federal del PVEM, Elízabeth Morales, quien tuvo que promover un juicio ante los tribunales electorales para que le asignaran la diputación local plurinominal que pretendía adjudicarse el líder del Partido del Trabajo (PT) en la entidad, Vicente Aguilar.
Actualmente, otros andan empujando para ser considerados en el reparto de candidaturas a las alcaldías que se disputarán este año. Dos casos emblemáticos son los de la exdiputada local y federal Anilú Ingram, quien de nueva cuenta insiste en contender por la presidencia municipal del Puerto de Veracruz, y el del exdirigente estatal del PRI y exdelegado del ISSSTE, Renato Alarcón Guevara, el cual perdió en 2021 la elección en Emiliano Zapata abanderado por el tricolor en alianza con el PAN y PRD.
La obcecación de Anilú es tal que en sólo unos meses pasó de vestir la casaca verde del PVEM a la guinda de Morena, sabedora de que para la alcaldía porteña el que llevará mano en la postulación del candidato o candidata será el partido obradorista. Le apuesta a ganar la encuesta, pero en la contienda interna de los guindas está enfrentando a otros dos aspirantes de mucho peso político y mediático: a la diputada federal Rosa María Hernández Espejo, quien arrasó en la elección de junio del año pasado, y al diputado local Pepín Ruiz, otro exmilitante del PRI que paradójicamente está siendo arropado inclusive por algunos fundadores porteños de Morena y hasta por familiares del expresidente López Obrador.
Alarcón Guevara, en cambio, no ha tirado aún la chaqueta verde sino que se ha dedicado a posicionar la marca del PVEM en el municipio de Emiliano Zapata, apostándole a que su acrecentada ventaja en los sondeos haga viable que en la mesa de acuerdos con las dirigencias de Morena y el PT se convenga que sea el partido del tucán el que postule candidato. Pero según una lista difundida antenoche, esa nominación sería para un morenista. Sin embargo, ayer, tanto líderes petistas como pevemistas desmintieron el supuesto reparto de candidaturas.
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