El 7 de junio se conmemoró en México el Día de la Libertad de Expresión, un principio consagrado tanto en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos como en tratados internacionales de los que nuestro país forma parte. Se trata de visibilizar cada año, es esta fecha, la importancia de este derecho en la consolidación de cualquier sistema democrático y la protección de los derechos fundamentales.
De ahí la importancia de reconocer a quienes se han constituido a lo largo de su vida, en defensores de la libertad de expresión. Por ello el reconocimiento otorgado al Maestro José Pablo Robles Martínez -en el marco de la libertad de expresión- constituye un reflejo de la importancia de enaltecer el desempeño de quienes se han constituido en defensores de este derecho humano.
El pasado 07 de junio, el Club de Periodistas de México, A.C. que preside a nivel nacional, la doctora Celeste Sáenz de Miera y en Veracruz, el periodista José Uriel Rosas Martínez, entregaron al Maestro Robles la Presea de la libertad de expresión: Medalla Defensor de la Libertad y Promotor del Progreso, como reconocimiento a su trayectoria en el periodismo de este país y su carrera de académico en favor de muchas generaciones de periodistas y comunicadores.
Desde corresponsal de guerra hasta catedrático de la Universidad Veracruzana y de la Universidad Nacional Autónoma de México, ha impulsado a periodistas. Un hombre valiente que marco mi vida cuando recién egresada de la universidad, me enseñó el valor de levantar la voz y no intimidarte ante los embates del poder.
El reconocimiento especial al maestro José Pablo Robles Martínez, se trata de una presea de la libertad de expresión: Medalla Defensor de la Libertad y Promotor del Progreso; una forma especial para reconocer su trayectoria de periodista.
La libertad de expresión es una piedra angular del Estado de derecho, ya que permite a los ciudadanos difundir ideas, opinar, disentir y exigir rendición de cuentas. Así es que sigamos reconociendo a maestros como José Pablo Robles Martínez. La relación entre la libertad de expresión y la democracia es intrínseca. Una sociedad que no garantiza la libre circulación de ideas y opiniones es propensa a caer en el autoritarismo y la opacidad, condiciones incompatibles con un gobierno democrático. Por ello, la libertad de expresión funge como un mecanismo de control social, habilitando el debate público y la participación ciudadana.
A pesar de su protección normativa, la libertad de expresión enfrenta desafíos significativos en México. Cada año, organismos nacionales e internacionales destacan situaciones de riesgo para periodistas, comunicadores y defensores de derechos humanos, quienes muchas veces son objeto de amenazas, agresiones e incluso homicidios. La impunidad en estos delitos representa uno de los principales obstáculos para el pleno ejercicio de este derecho.
Además, el discurso de odio, la desinformación y la censura arbitraria –tanto en entornos físicos como digitales– obligan a repensar los límites y deberes inherentes a la libertad de expresión. El reto es preservar este derecho sin menoscabar los derechos de terceros ni vulnerar la seguridad y estabilidad social.
En un entorno de transformación política y social, es fundamental recordar que, sin libertad de expresión, la democracia pierde su sentido y los derechos humanos se tornan inalcanzables. Defender este derecho es defender la posibilidad de construir una sociedad más justa, incluyente y plural. Mi reconocimiento a mi querido maestro José Pablo Robles Martínez.
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