De la misma manera que para sacar buenas calificaciones en la escuela hay que estudiar bastante, dedicándole a esa actividad el tiempo que se requiera en base a nuestra capacidad de aprender; si realmente deseamos salir del atraso y de la pobreza en que nos encontramos como país, deberemos trabajar más y mejor.
No se le puede decir a un estudiante que saca malas calificaciones que estudie menos, porque sería una irresponsabilidad completa de nuestra parte y él saldría peor preparado de la escuela. Fracasaría rotundamente el mundo laboral.
Lo mismo sucede con el trabajo. Si queremos que México sea un país exitoso y salga del subdesarrollo en que estamos; no solamente deberemos trabajar más, sino también hacerlo con mayor eficiencia, limpieza y calidad.
La eficiencia se logra solamente con estudio, capacitación y motivación, utilizando las herramientas y equipos apropiados que hagan posible la ejecución de diversas tareas con el menor esfuerzo y desgaste físico de nuestros colaboradores.
Si bien hay empresas donde los trabajadores son altamente productivos gracias a su capacitación y motivación, hay una inmensa mayoría cuyas actividades se hacen a mano y por lo tanto con una enorme ineficiencia en comparación con la eficacia con que esos mismos procesos se manejan en otras naciones. En estos rubros estamos en total desventaja.
Dado que los salarios en México representan un porcentaje importante de los costos totales, cualquier incremento en salarios y prestaciones provoca inflación, especialmente si la productividad no se mejora a la par.
Dicen que un trabajador en México trabaja muchas horas a la semana. Aclaro: Está dentro de la empresa 48 horas semanales, pero por las razones que antes expliqué, no produce todo lo que debiera ser. No es su culpa. Esto ha sido ocasionado por un sistema paternalista que no ha sabido poner a México a la vanguardia de la productividad mediante la educación y la motivación, porque muchos políticos en lugar de promover la educación de calidad, se dedican a estropearla con puentes, días feriados constantes, días inhábiles porque los maestros tienen junta o simplemente porque suspenden las clases si hace frío, norte o llueve. Esas clases perdidas jamás las reponen no obstante que hay tantos días de vacaciones. Dan la impresión quienes toman semejantes decisiones que quieren un país de analfabetas funcionales para controlarlos mejor.
A mí me tocó ir a la escuela en USA como estudiante de intercambio y no se suspendían las clases ni aunque cayera nieve.
Leí hace poco que un trabajador mexicano en nuestro país produce menos de lo que un compatriota nuestro rinde en los Estados Unidos y bastante menos de lo que produce un trabajador alemán o coreano.
Por eso me parece aberrante que para lograr popularidad y desde luego votos, algunos políticos propongan trabajar solamente 40 horas a la semana y pagar un aguinaldo de 30 días. Esto que suena atractivo electoralmente hablando, implicaría pagarle a nuestros colaboradores 67 días más de salario al año, sin que tuvieran que trabajarlos, lo que dispararía la inflación a tal grado, que para salir adelante, quienes trabajasen solamente 40 horas a la semana tendrían que conseguir otro empleo para laborar sábados y domingos, ya que lo que ganarían en la semana de 40 horas no les alcanzaría para satisfacer sus necesidades elementales, porque todo subirá escandalosamente de precio.
En cambio, si desde ahora todos nos preocupamos por prepararnos y ser más productivos, dentro de algunos años podremos tener semanas de 40 horas e incluso de 35 horas, como ya sucede en algunas naciones europeas.
Pero para llegar a esa meta hay primero que esmerarnos en nuestra preparación, en nuestra puntualidad, en faltar menos al trabajo con cualquier excusa, en ser más responsables, productivos y eficientes.
Cuando uno siembra un árbol frutal, hay que cuidarlo, regarlo, abonarlo, podarlo, combatirle las plagas y al cabo de algunos años, podrá darnos frutos abundantes.
Pero pretender que un arbolito sembrado ahora pueda darnos frutos dentro de 15 días por un simple decreto u ocurrencia de nuestros políticos, es totalmente absurdo e ir contra la naturaleza misma.
Igual de descabellado resulta pretender trabajar menos horas, cuando ni siquiera somos autosuficientes en los alimentos que consumimos, los cuales debemos traer del exterior a precios más bajos de lo que nos costaría producirlos aquí, no obstante las enormes distancias que deben recorrer dichos productos para llegar a nuestras mesas.
Abramos bien los ojos, seamos más productivos y no nos dejemos llevar por el canto de las sirenas populistas que nos ofrecen salir de la pobreza y del atraso trabajando menos. ¡Háganme Ustedes el favor!
Eso es imposible. No funciona, ni funcionará jamás. La riqueza no se logra por decreto ni por simples ocurrencias políticas, como tampoco con sueños guajiros, ni con paternalismo y buenos deseos. Ésta solamente se crea invirtiendo y trabajando con eficacia. No hay de otra. Espero que esto nos quede claro a todos.
Conclusión: Si queremos salarios y prestaciones como las de Alemania o Dinamarca, seamos primero igual de productivos que los alemanes y daneses.
¿No les parece a Ustedes?
Muchas gracias y buen fin de semana.
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