Decisiones imprudentes

Dos decisiones han tomado esta semana las autoridades mexicanas que pueden resultar fatales para nuestra economía.

Una es el nombramiento de una  persona sin experiencia alguna en bancos, como la que acaba de aprobar por mayoría simple el Senado de la República, para ocupar en su momento el cargo de Gobernadora del Banco de México, institución autónoma creada  para emitir moneda, constituir reservas internacionales, darle estabilidad al peso mexicano y mantener bajo control la inflación.

Este tipo de decisiones, donde se privilegia la lealtad a un proyecto político y se hace a un lado la experiencia y la capacidad, pueden ser verdaderamente nocivas para el desarrollo y la estabilidad económica del país.

La idea de que el nombramiento de los funcionarios públicos debe basarse en  10% de capacidad y 90% de honestidad, resulta verdaderamente nociva.

Ambas cualidades no son excluyentes, ni deben de sumar el 100%. El perfil de los servidores públicos en general, pero especialmente el de los que ocuparán puestos de mayor responsabilidad, deberá ser de 100% de capacidad y 100% de honestidad.

Un piloto que tripula un avión con 200 pasajeros, si es 90% honesto y solamente 10% capaz, terminará estrellando la nave y matando a todos sus ocupantes.

En el avión llamado México vamos como pasajeros más de 130 millones de personas. Hay que tener cuidado con quienes ponemos al mando.

Si nuestra economía la vuelve a manejar la presidencia, como se hacía en tiempos de Echeverría, podemos caernos en un pantano del cual difícilmente saldremos.

Otro grave error cometido en estos días es haber aprobado un aumento al salario mínimo del 22%, cifra descabellada y  desproporcionada, tomando como base  la actual situación económica del país, lo que solo provocará mayor inflación y desempleo.

Ninguna empresa mediana, pequeña o micro puede aguantar un aumento de este tamaño, sin que sus costos se disparen y tenga forzosamente que reflejarlos en sus precios, porque seguramente subirán también los pasajes de sus colaboradores, la renta del local, la energía eléctrica, los fletes, los combustibles, los pagos al IMSS al INFONAVIT, al SAR y el impuesto a la nómina, entre otros.

Entiendo muy bien que el salario actual es insuficiente y que debe mejorarse. Pero hay que hacerlo de manera gradual y en base a las  posibilidades reales de  cada empresa, para que no resulte peor el remedio que la enfermedad y las buenas intenciones acaben generando mayores problemas.

Por eso deben hacerse los aumentos  en base al incremento de la productividad y del volumen de ventas de cada empresa, no en base a ocurrencias.

De lo contrario matarán a la gallina de los huevos de oro, porque pagar más produciendo lo mismo o incluso menos, solo encarecerá las cosas y en unos cuantas semanas o quizás meses, los incrementos salariales serán anulados otra vez por los aumentos de precios.

Esa película ya la hemos visto en el pasado varias veces. Los precios siempre corren más rápido que los salarios y terminan rebasándolos.

Ojalá y no se repita la misma historia, porque la inflación desbordada alentada por una política populista que ahuyenta la inversión y por consiguiente la creación de nuevos empleos, tarde o temprano provocará la devaluación del peso.

Si los productos mexicanos aumentan de precio, serán tan caros que nadie del extranjero nos los comprará. Habrá que devaluar nuestra moneda para que vuelvan a ser competitivos.

Eso ya pasó y seguirá pasando si los ciudadanos seguimos en la luna y con nuestra actitud pasiva permitimos que sigan llegando al poder quienes no están calificados para ejercerlo con sensatez, madurez, moderación y sabiduría.

¿No es parece a Ustedes?

Muchas gracias y buen fin de semana.