Óscar Balderas, periodista mexicano de amplia trayectoria en la cobertura de temas de crimen organizado, seguridad pública y corrupción, dejó en claro una inquietante realidad sobre la evolución del crimen en México en una reciente conferencia organizada por el Observatorio Ciudadano de Coatzacoalcos.
En el salón de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) de la ciudad, Balderas ofreció un análisis profundo y detallado sobre la extorsión, la estructura actual del crimen organizado, desmintiendo mitos y brindando datos que reflejan la complejidad y el alcance de estos grupos.
En primer lugar, Balderas destacó que las drogas representan apenas un 12% de los ingresos totales de las organizaciones criminales, un dato que puede sorprender a muchos, acostumbrados a ver la narcoviolencia como la actividad principal de los cárteles mexicanos.
En cambio, la extorsión y otras formas de control económico de los territorios se han convertido en los pilares económicos de estos grupos.
Y es precisamente aquí donde el fenómeno de la delincuencia organizada adquiere un carácter siniestro y alarmante: los cárteles no son, como muchos aún creen, enemigos del Estado, sino que se presentan cada vez más como sus socios.
Uno de los aspectos más oscuros y perturbadores de la evolución de los cárteles es su relación con la extorsión.
Balderas explicó que el modus operandi de los grupos criminales en la extorsión ha cambiado y se ha perfeccionado, pasando de simples llamadas telefónicas a un complejo sistema de presión presencial, en el cual los delincuentes no solo amenazan, sino que se presentan físicamente en las empresas, exigiendo "cuotas" de manera intimidante.
Además, el uso de "marcas criminales" reconocibles les permite maximizar el impacto de sus amenazas y consolidar su presencia en el imaginario colectivo.
Los datos ofrecidos por el periodista revelan un panorama desalentador. Métricas avaladas por las matemáticas.
En México, con una población de más de 130 millones de habitantes, aproximadamente 175,000 personas están vinculadas a la delincuencia organizada, lo que equivale al 0.001% de la población.
En el estado de Veracruz, con alrededor de 8 millones de habitantes, se estima que 20 mil personas forman parte de estas estructuras criminales, revelando la magnitud de este fenómeno en una región con altos índices de violencia y control territorial por parte del crimen organizado.
En términos de cantidad, es ínfima la cifra; sin embargo, el Estado no ha podido contener la delincuencia.
A pesar de este desolador panorama, Balderas también ofreció algunas claves sobre cómo los municipios y las autoridades pueden contrarrestar este avance delictivo.
En el caso específico de la extorsión presencial, las estrategias de prevención se han enfocado en cortar los medios de transporte de los delincuentes, como el robo de automóviles y motocicletas.
Se ha comprobado que al reducir el robo de vehículos, disminuye la posibilidad de que los criminales realicen extorsiones presenciales, ya que les dificulta el desplazamiento rápido y efectivo para sus actividades.
Sin embargo, la lucha contra el crimen organizado requiere algo más que medidas específicas; exige la implementación de una infraestructura tecnológica avanzada y recursos que aún no están disponibles en todos los municipios.
Balderas sugiere que se necesitan al menos 200 cámaras de vigilancia con capacidad para capturar matrículas de vehículos y conectadas al sistema de monitoreo C4, así como una línea de atención anónima, gratuita y de respuesta rápida, que funcione de forma paralela al número de emergencia 911, dedicada exclusivamente para denuncias de extorsión.
A pesar de la gravedad del problema, Balderas mostró también un atisbo de optimismo en la conferencia, argumentando que existen factores que podrían cambiar la dinámica actual del crimen organizado en México.
Primero, la hegemonía política, entendida como un poder estable y cohesionado, podría contribuir a un mayor control social sobre el crimen, si se dirige en favor de la seguridad pública y la protección de los ciudadanos.
Además, la "generación nativa digital" de nuevos delincuentes representa una oportunidad para las autoridades, ya que muchos de ellos dejan rastros digitales que facilitan su captura.
Balderas señaló que la colaboración de empresarios ha sido clave en los únicos casos de pacificación duraderos.
Los empresarios, organizados y trabajando junto a las autoridades locales, han logrado generar espacios donde la delincuencia organizada se ve forzada a replegarse, al perder control sobre el territorio.
La colaboración en estos casos, junto con el fortalecimiento de las políticas de apoyo social, como las becas y otros programas de inclusión, han ayudado a disminuir el índice de criminalidad en algunas áreas.
La extorsión, en su forma más sofisticada y violenta, se ha convertido en la fuente principal de ingresos de estos grupos, y su presencia en la vida diaria de miles de empresarios mexicanos es una amenaza constante.
Sin embargo, es posible establecer un frente común contra estos grupos, y con ello, recuperar el control sobre las ciudades y comunidades. El reto es grande, pero no imposible.
Si no hay cambios de última hora, será el próximo 5 de diciembre a las 11 de la mañana en el Centro de Convenciones, cuando el Alcalde de Coatzacoalcos, Amado Cruz Malpica, rinda su tercer informe de gobierno.
Habrá que estar atentos al mensaje político que realice el edil en lo que es ya su último tramo en la administración pública municipal.
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