A casi cuatro meses de la nueva administración estatal, hay quienes todavía perciben a Ricardo Ahued como un secretario de Gobierno débil, ausente y sin gran oficio político, por lo que la gobernadora Rocío Nahle ha tenido que salir a remarcar que el exalcalde de Xalapa "me apoya muchísimo, es mi mano derecha y también izquierda".
Y es que principalmente los políticos veracruzanos de la vieja guardia parecen añorar a los hombres fuertes, autoritarios, megalómanos y perversos que ocuparon el segundo despacho de la planta alta del Palacio de Gobierno. Ahued no es ni será, por ejemplo, émulo de un Ignacio Morales Lechuga, el poderoso titular de la Segob con el exgobernador Agustín Acosta Lagunes; tampoco un Dante Delgado Rannauro, el hiperactivo escudero de don Fernando Gutiérrez Barrios; mucho menos un Miguel Ángel Yunes Linares, quien se ganó el mote de "vicegobernador" con Patricio Chirinos Calero, y, mucho menos, podrá equiparársele con Eric Patrocinio Cisneros Burgos, cuyos delirios por el poder hicieron que Nahle García buscara un perfil diametralmente opuesto al del afrodescendiente oriundo de Otatitlán que opacó y rebasó a su jefe Cuitláhuac García Jiménez.
Sin embargo, más temprano que tarde, la primera gobernadora de Veracruz requerirá de un escudero que enfrente y contenga las malas artes de los adversarios políticos que comienza a sumar y que se irán multiplicando, ya que después de las contiendas municipales de junio próximo buscarán arrebatarle posiciones en las elecciones intermedias de 2027 y, en 2029, se dará la madre de todas las batallas por la sucesión presidencial y la gubernatura del año siguiente.
Lo que sí se percibe en el entorno de Nahle es que no hay la perversidad política que menudeaba en otras administraciones, pues, si así fuera, ya estarían sacándole raja al movimiento magisterial de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) para atacar al exgobernador panista Miguel Ángel Yunes, con quien la mandataria veracruzana de Morena trae una afrenta más personal.
Y es que, por ejemplo, desde anteayer más de 20 mil maestros integrantes de la CNTE provenientes de Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Chiapas, Campeche y Zacatecas, así como miembros de sindicatos de trabajadores universitarios, académicos, del sector cultural y del gobierno capitalino salieron a las calles en la capital del país para exigir la abrogación de la Ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) de 2007 y demandar al gobierno federal recuperar un sistema de pensiones solidario e intergeneracional sin Unidades de Medida y Actualización (UMA) ni Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores).
Dirigentes de la CNTE precisaron que su movimiento no es por la iniciativa de la presidenta Claudia Sheinbaum de reforma a la Ley del ISSSTE, que la mandataria envió a la Cámara de Diputados y que retiró el pasado martes, sino que buscan la abrogación de la Ley del ISSSTE de 2007 y un régimen de jubilación por años de servicio: 28 para maestras y 30 para profesores.
¿Y quién fue el autor de esa polémica ley hace 18 años? Acertó: Yunes Linares, quien por recomendación de la maestra Elba Esther Gordillo, a la sazón dirigente nacional del SNTE, el flamante presidente "espurio" Felipe Calderón, del PAN, le entregó al expriista veracruzano la Dirección General del ISSSTE en diciembre de 2006.
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