Ciudad de México | 2025-01-06
La tradición de cortar la rosca de Reyes es una de las celebraciones más esperadas del maratón Guadalupe-Reyes, simbolizando el cierre de la temporada tan especial del año.
En este día, miles de familias mexicanas se reúnen para disfrutar del tradicional ritual de la rosca de reyes, creando momentos icónicos y memorables que marcan el fin de las festividades decembrinas, justo después de la llegada de los Reyes Magos.
A continuación, te contamos el significado detrás de esta entrañable tradición, qué implica ser el afortunado (o en algunas ocasiones el desafortunado) en encontrar el muñeco en la rosca, y a lo que te comprometes al participar en esta alegre tradición.
Uno de los momentos más esperados al partir la rosca de reyes es descubrir si serás el afortunado de encontrar el muñeco, pero lo que muchos desconocen es que este hallazgo implica un compromiso que finaliza hasta el 2 de febrero.
Encontrar al muñeco para algunos es considerado un augurio de buena suerte para comenzar el año o incluso es visto como un acto de fe. No obstante, esta tradición no es solo cuestión de suerte.
En la costumbre cristiana, esta figurita simboliza al pequeño niño Jesús y la persona que lo encuentra al cortar la rosca automáticamente debe convertirse en el padrino del niño, lo que viene acompañado de compromiso.
La tradición culmina el 2 de febrero, el Día de la Candelaria, cuando el padrino presenta al Niño Jesús y, como parte de la celebración, invita a tamales y atole a amigos y familiares, compartiendo juntos este significativo momento.
La tradición de la Rosca de Reyes tiene sus raíces en la Edad Media, específicamente en el siglo XIV, en países europeos como Francia y España. Con la llegada de los conquistadores, esta costumbre fue introducida en México, donde se ha mantenido como parte esencial de las celebraciones navideñas.
La emblemática rosca de pan destaca por su forma circular, que representa el amor infinito de Dios, un amor sin principio ni fin. Este significado simbólico ha trascendido generaciones, convirtiéndose en una tradición profundamente arraigada en la cultura mexicana.