| 2025-02-20
La siembra de maíz transgénico en México sigue siendo un tema de debate entre productores, científicos y sectores políticos. Mientras organizaciones campesinas defienden la conservación de los maíces criollos como parte del patrimonio agrícola y cultural del país, otros actores argumentan que la biotecnología es necesaria para garantizar la producción suficiente de maíz y atender la demanda alimentaria nacional.
Víctor Manuel Galicia Ávila, secretario de Acción Electoral del Comité Ejecutivo de la Confederación Nacional Campesina (CNC) y delegado del Comité Ejecutivo Nacional en Veracruz, se pronunció sobre el tema, asegurando que en México no existe ninguna ley que permita la siembra de maíz transgénico, a pesar de que grandes volúmenes de este grano ingresan al país con fines industriales y forrajeros.
Uno de los argumentos principales a favor del maíz transgénico es su alto rendimiento en comparación con los maíces criollos. Según Galicia Ávila, mientras que el maíz criollo produce aproximadamente dos toneladas por hectárea, el maíz híbrido, que representa el 70 por ciento del maíz sembrado en México, ofrece un rendimiento mucho mayor. En el caso del maíz transgénico, afirmó que en Sinaloa se han registrado hasta 22 toneladas por hectárea, lo que lo convierte en una opción viable para aumentar la producción y asegurar el abasto del grano en el país.
"Lo que necesita México es maíz para poder alimentar a su población. Países como China y algunas naciones africanas han adoptado la producción de maíz transgénico sin que ello haya representado riesgos comprobados para la salud pública".
Por otro lado, la CNC reiteró su postura en defensa de los maíces criollos, argumentando que su conservación es fundamental para preservar la diversidad genética y los alimentos tradicionales mexicanos. Galicia Ávila dijo que productos como el atole, el tamal y la tlayuda dependen de estos maíces nativos, por lo que su preservación es una prioridad para la confederación campesina.
Asimismo, desestimó los temores sobre una posible contaminación de los maíces criollos por la presencia de cultivos transgénicos, asegurando que estos últimos no pueden reproducirse de manera natural.
Actualmente, México importa alrededor de 14 millones de toneladas de maíz transgénico al año, utilizadas principalmente en la industria de los forrajes, el azúcar, la miel y el alcohol. Sin embargo, la prohibición de su siembra en el país ha generado tensiones con socios comerciales como Estados Unidos.
Galicia Ávila reconoció que México perdió recientemente una controversia legal en tribunales estadounidenses al no poder demostrar científicamente que el maíz transgénico representa un riesgo para la salud humana.
"No pudimos comprobar que los maíces transgénicos efectivamente causan cáncer o muerte. Nadie se ha muerto por consumirlos, esa es una falacia", concluyó