Veracruz | 2023-06-28
A más de 13 años de que el antiguo Penal Ignacio Allende en la ciudad de Veracruz fuera desalojado de 960 reos para que el cineasta Mel Gibson filmara la película ‘How I spent my summer vacations’ o ‘Atrapen al gringo’ y recreara la prisión El Pueblito de Tijuana, el edificio ubicado en la avenida Allende entre Hernán Cortés y Francisco Canal en la ciudad de Veracruz, aún espera que le hagan justicia y todavía es punto de confluencia de menesterosos y personas sin hogar.
En el último año de gobierno de Fidel Herrera Beltrán se sacó del Penal a los reclusos que ya nunca volvieron a ese edificio porque quedó vacío, lleno de fantasmas y de historias de crímenes, porque a los reos los llevaron a cárceles de Tuxpan y Coatzacoalcos, donde nunca recibirían visitas y morirían ejecutados por otros. La cárcel fue su tumba.
Desde el año 2011 el edificio de 15 mil 746 metros cuadrados que no corresponde al periodo colonial quedó en ruinas y quienes creen que ya no lo visitan los menesterosos se equivocan rotundamente.
Basta con darse una vuelta por el antiguo Penal ‘Ignacio Allende’ para constatar que a plena luz del día las personas sin hogar se acuestan afuera del edificio, y nadie descarta que por las noches puedan introducirse para no dormir a la intemperie.
Tapiar los módulos ubicados afuera del edificio no impide a los menesterosos echarse su ‘coyotito’ junto a sus robustas paredes cuya antigüedad supera al siglo de vida.
Y aunque por el lado de Allende y las laterales de Cortés y de Canal ya no hay habitantes, los vecinos de Nezahualcóyotl entre Cortés y Canal piensan que los menesterosos sí se introducen en el edificio los 7 días de la semana.
No quieren dar declaraciones formales y mucho menos que les tomen fotografías, pero sí admiten sus sospechas de que algunos menesterosos sí se meten en la antigua cárcel y que pernoctan en su interior.
Lo innegable es el deterioro que muestra el inmueble y que no cesa porque no se ven acciones de ninguna instancia.
Por el lado de la avenida Netzahualcóyotl se aprecia el abandono del antiguo Penal Ignacio Allende, sin ninguna acción gubernamental para darle un uso y reactivarlo.
Y aunque ya hay más iluminación en la avenida Allende, pocas personas se atreven a caminar por la acera del antiguo reclusorio, por temor de recibir un susto y hasta una golpiza, por decir lo menos.