Mensajera misteriosa, procura a cuentahabientes del centro de Veracruz

“¡¡Ponte el cubrebocas!, ¡póntelo que la cosa está cabrona!!”, emite con una cierta igualdad a desconocidos

Veracruz | 2021-09-06 | Cristian Pulido

Pícara, amistosa, algo confianzuda y amable son algunas de sus características. Su nombre, se desconoce, no quiso decirlo, llega por las mañanas y se va por las tardes alrededor de las 4:30, según nos dicen algunos que trabajan cerca de ella.

Se establece al lado de la puerta principal de una sucursal bancaria en una de las principales calles del primer cuadro de la ciudad de Veracruz, su estancia en una silla de ruedas ahí tiene un solo fin, pedir una ayudadita, como ella lo dice, y sí, muchos le dan monedas.

Pero la señora de aproximadamente 65 años tiene cara de muy pocos amigos, así se ve a simple vista, mas su manera de ser no es así, su permanencia al pie de la puerta bancaria cumple diversas funciones, desde recordarle a los cuentahabientes que se pongan el cubrebocas antes de entrar, hasta entregar recados.

“Buen día preciosa, entrando a la izquierda son los cajeros, a la derecha son las ventanillas”, dice a algunas personas antes de que ingresen a la sucursal, como si fuera módulo de información del banco. Algunos le agradecen.

Mensajera

“¡¡Ponte el cubrebocas!, ¡póntelo que la cosa está cabrona!!”, emite con una cierta igualdad a desconocidos como si los conociera de hace tiempo atrás, todos le hacen caso.

“Yo te digo, yo te digo, sal mamacita, sal, sal…aguanta que ahí viene otro!, ahora sí con cuidado cuídate preciosa!”, dice cuando también la hace desde su silla de ruedas de “viene viene” con los cuentahabientes que llegan en auto, lo hace cambiando tanto el tono y el color de voz, suave y tierna cuando se debe, dura y con confianza cuando exige.

Pero lo mejor de todo es que también tiene un rol de “recadera”.

Llega una dama preguntándole si de casualidad no vio salir a una señora con ciertas características pero sobre todo, que carga una bolsa de una tienda departamental, la señora de la silla le dice que no, que no ha salido nadie.

Minutos después sale del banco una mujer con un bolso y las características por las que le preguntaron, inmediatamente le dice: “Oye, vino una señora a buscarte y tú traes la bolsa de Sears, te estuvo esperando y preguntó por ti, ¡¡háblale!!, me dijo que le hablaras que le urge, se fue para allá”, mientras señala con el dedo hacia el teatro Reforma.

La otra dama le da las gracias y le agradece con una moneda. De esa forma amable y cómica, la mujer de la silla de ruedas, bolsa azul detrás de ella, gorra, cubrebocas, jeans y lentes, se gana la vida.

Misteriosa

Sus piernas no se ven afectadas de alguna manera, pero no se sabe qué es lo que padece y por qué la silla, su lado oscuro es que es muy desconfiada mas no majadera.

Lo que es un hecho es que todos los días se juega la vida en esa banqueta en plena pandemia, pues su condición física y su edad a simple vista la hacen ver muy vulnerable, sin embargo, es sin duda “sello” único de aquella institución bancaria.

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