Veracruz - Boca del Río | 2022-03-28 | Karina de la Paz Reyes Díaz
La científica Ibiza Martínez Serrano, el domingo 13 de marzo, en una práctica de laboratorio preguntó a un grupo de estudiantes de la Facultad de Biología de la Universidad Veracruzana (UV): “¿Alguna vez habían visto los pulmones de un delfín? “¡No!”, respondieron. “Fíjense bien en el proceso y cuáles son los cortes que debemos hacer en el organismo para llegar a ellos”. “¿Listos?”, “¡Miren, aprecien, qué pulmones tan gigantes!”.
Ésta es sólo una de las escenas de la primera necropsia –Examen técnico-científico, externo e interno del cadáver que tiene como finalidad primaria determinar la causa de la muerte y la identificación del individuo– que se le realizó a un delfín en la Facultad de Biología de esta región.
Participaron alrededor de 20 estudiantes de la experiencia educativa Ecología Marina y se hizo con base en el protocolo “Necropsia de mamíferos marinos: una guía introductoria para personal de respuesta a varamientos y biólogos de campo” de la Institución Oceanográfica Woods Hole, y apoyados por Casandra Gálvez, veterinaria y coordinadora de Centinela del Mar, A.C.
En alusión a Jacques Cousteau, la científica planteó en entrevista, a propósito del acontecimiento: “No podemos conservar lo que no conocemos”.
Para ella, “más allá de ser anatomía comparada”, el acercarse a estas experiencias y ver que nuestros pulmones y corazón son iguales, “que así como nosotros los delfines tienen un par de riñones, nos hace caer en consciencia de que somos iguales y que, a diferencia de ellos, nosotros sabemos del daño que le estamos haciendo al planeta”.
Los humanos y los delfines tienen cuerpos muy parecidos, “incluso tienen dedos como nosotros”; es más, se comparten presas –huachinango, sierra, calamar, pulpo– y eso permite pensar que las enfermedades que ellos sufren también las puede padecer la especie humana, explicó la académica.
“Es un recordatorio de que todo está conectado y lo que ellos sufran también nosotros lo podríamos padecer. Por eso, a estos organismos, además de los tiburones, tortugas, aves y otros animales, se les conoce como ‘indicadores de salud del ecosistema’, porque viendo cómo están ellos podemos saber cómo está todo el océano y eso repercute en nuestros hábitos alimenticios.”
En palabras de Clementina Barrera Bernal, directora de la Facultad de Biología, este suceso fue una oportunidad para los estudiantes, que a su vez fortalece la capacidad del profesorado.
“Esto es un modelo de educación activa. Profesora y estudiantes tuvieron la oportunidad de hacer un viaje al interior de un organismo y explorar todas las conexiones anatómicas, desde sus órganos. Es un suceso muy importante y es una cuestión histórica para la Facultad.»
Para el estudiantado, identificar, conocer y palpar órganos de un animal que normalmente ven en dibujos, fue algo maravilloso
Del varamiento a la utilidad para la ciencia
Cabe recordar que en diciembre pasado, Universo, Sistema de Noticias de la UV informó que la UV tenía en resguardo delfines que habían fallecido en una playa de Boca del Río.
Los ejemplares de la especie manchado pantropical (Stenella attenuata) fueron cedidos por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), tras haber muerto varados en la playa Penacho del Indio.
En su momento, se informó que el varamiento ocurrió la madrugada del lunes 20 de diciembre de 2021. Autoridades del Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano (PNSAV) dieron cuenta a una de las especialistas en la materia de la UV, la académica Ibiza Martínez, del Laboratorio de Hidrobiología de la citada Facultad, quien coincidentemente se encontraba muy cerca del lugar. Ella, a su vez, dio parte a la Profepa.
Favorablemente para la comunidad científica, fue posible llegar cuando los tres organismos aún estaban frescos, de ahí que los hayan trasladado a las oficinas del PNSAV, donde hay congeladores adecuados para mantenerlos en buenas condiciones.
Acto seguido, la Profepa dio en resguardo los tres ejemplares a la UV: dos al Instituto de Investigaciones Biológicas, dirigido por Eduardo Morteo Ortiz, y uno más a la Facultad de Biología Xalapa, a través de Ibiza Martínez, para fines didácticos.
Clementina Barrera citó las posturas encontradas que a la fecha hay en cuanto al uso ético de organismos para fines de investigación. Pero, remarcó, “en este caso no aplican porque lamentablemente el organismo ya había fallecido”.
Por otro lado, expresó su pensar al respecto: “Estas acciones han permitido avances significativos en la ciencia. En ese sentido, valoro enormemente, en términos formativos, esta actividad”.
Para la Directora de la Facultad se trató de una afortunada confluencia que permitió un suceso beneficioso, el cual quedará para la historia de esa entidad académica y para celebrarse por la UV: un varamiento, las autoridades presentes y su disposición de ceder el organismo, la oportunidad para la institución –a través de la científica Ibiza Martínez– y el poder compartir con los estudiantes la experiencia de hacer una necropsia.
No hubo infarto, sólo paro cardiaco
Luego de los trámites oficiales pertinentes ante la Profepa, la necropsia se concretó el domingo 13 de marzo y duró alrededor de nueve horas.
Gracias a este proceso hoy es posible decir que el evento de “norte” del lunes 20 de diciembre de 2021 desorientó al grupo de delfines y esto provocó el varamiento. En el ejemplar en posesión de la Facultad de Biología se confirmó un pulmón colapsado y no se observó tejido en corazón que sugiriera infarto, sólo paro cardiaco al estar fuera de su hábitat acuático.
Además, los órganos obtenidos del delfín pasarán a formar parte de la Colección Didáctica del Museo de Zoología de la propia Facultad –que precisamente trabajan en renovar.
“Los estudiantes podrán ver cómo es un cerebro de delfín, el corazón, la tráquea; se podrán explicar distintos procesos fisiológicos de los mamíferos marinos y de otros organismos, como adaptaciones a la vida en el mar”, comentó Ibiza Martínez.
El delfín, junto con otros dos ejemplares, varó en una playa de Boca del Río en diciembre del año pasado y fue cedido a la Facultad por la Profepa
De clases en línea a experiencia de laboratorio única
Testimonios de los estudiantes partícipes en la necropsia coinciden en que se trata de una suerte de recompensa académica, porque luego de dos años de clases en línea, vivieron una práctica de laboratorio única e inédita.
Para el estudiantado, identificar, conocer y palpar órganos de un animal que normalmente ven en dibujos, libros, videos o diapositivas, es algo maravilloso.
David Alonso Fernández Vázquez explicó que esta experiencia les sirve para conocer más a detalle de los mamíferos marinos. “No es común que en la Facultad se abran delfines y ésta es una oportunidad muy, muy especial. Después de dos años de pandemia es muy bonito regresar a las aulas y ver este tipo de prácticas en laboratorio”, añadió.
Karla María Alba Robles calificó el suceso como “fuera de lo común” en su formación como bióloga: “Después de la pandemia, de estar en casa, y de que nos quejábamos porque no podíamos hacer tantas prácticas, esto me parece una súper actualización de todo lo que no hemos podido ver”, expresó.
A Mariana Melissa Alejandre Bustamante le causó tal impacto la necropsia al delfín, que puso en duda la elección de su carrera profesional, quizá debió estudiar biología marina. “Necesito días para digerir qué es lo que estoy viviendo ahora, porque son muchas cosas las que estoy viendo en este animal tan hermoso, pero con la ayuda de la doctora (Ibiza Martínez) será mucho más fácil”.
Daniela Amador Díaz expresó que estar en una necropsia de cualquier animal es muy emocionante y ni se diga en la de un delfín. Además, ella desea dedicarse a la biología marina, por lo cual ésta es una gran oportunidad. Lo que más destacó y desconocía de esta labor, es la importancia, tan fundamental, que tiene la higiene con que debe manejarse un organismo ya muerto, así como el reconocimiento de los órganos y qué cortes deben hacerse para llegar a ellos.
Abner Nájera Santes, como muchos de sus colegas, participó por primera vez en la necropsia de un animal y que se trate de un delfín le causó un interés mayúsculo. “Al ser un mamífero como nosotros, se puede relacionar la presencia de enfermedades”, refirió.
Diana Michel Cortés Cortés compartió que por la pandemia se quedaron sin prácticas de laboratorio y era lo que más disfrutaba de esta carrera. “El tener esta oportunidad es increíble. En el tiempo que llevamos aquí (en la necropsia) he aprendido bastante. No es lo mismo la teoría que la práctica. ¡Estoy muy contenta con esto!”, enfatizó.
Martín Eduardo Lagunes Gómez expuso su contento por regresar a las aulas, después de dos años sin prácticas de laboratorio ni de campo.
“Había tenido materias en las que abríamos insectos, pero ver un mamífero de ese tamaño, con todos sus órganos, músculos, todo lo interno, es otra cosa. Personalmente, me da un poco de ‘cosa’ la sangre, pero ahora, aunque con un ligero temor, estoy en esta práctica tan interesante que será para recordarse en la Facultad y para aprenderle mucho.”
El estudiantado también coincidió en compartir a la comunidad de su Facultad, y de la UV en general, que aprovechen todas las oportunidades y experiencias académicas que la institución les brinda, así como valorar el trabajo en equipo para lograr un fin común y hacerlo con previa preparación y organización, como fue su caso.
En este sentido, la Directora de la Facultad comentó que, con pandemia y sin ella, los estudiantes han visto la manera de realizar sus actividades, “pero no se compara con esta práctica conducida, que les permitió adentrarse en un viaje al interior de este organismo”.
Ibiza Martínez Serrano dirigió esta práctica de laboratorio
La historia continuará
El delfín continuará proveyendo información a la comunidad estudiantil y académica de la Facultad de Biología, toda vez que el día de la necropsia se sacaron muestras de sangre a varios órganos y, paulatinamente, se harán diversos estudios, por ejemplo, para saber qué metales pesados había en el hígado.
Estudiar los metales pesados y compuestos orgánicos persistentes en los órganos permitirá saber cuáles son las fuentes de donde emanan esos contaminantes y comparar, por ejemplo, que si los delfines los acumulan, la especie humana también lo hace, adelantó Ibiza Martínez.
“Es la ciencia al servicio de la sociedad. Nosotros hacemos el trabajo rudo de abrir el organismo y después de mucho tiempo, esfuerzo y recursos financieros, es nuestra responsabilidad decirles, en palabras fáciles, para qué sirvió que hiciéramos esto.”
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