Veracruz - Boca del Río | 2024-11-01
Muchas han sido las historias de terror que albergan algunos edificios o casas en Veracruz, siendo una en particular la que guarda en su pasado mucho dolor y que ha sido clasificada por los vecinos como una de las más tenebrosas ya que se pueden escuchar lamentos de niños en la noche.
Desde la calle Campero hasta la esquina de Alcocer y Revillagigedo, el ambiente cambia debido a que quien suele pasar por estas calles se quedan con un mal sabor de boca, ya que algunos habitantes de esa zona aseguran que desde esa casa se perciben los sonidos que parecían ser llantos de recién nacidos.
Existen muchas versiones sobre la historia de esta casa, y aunque no todas se pueden confirmar, algunas son compartidas por los pocos que quedan y vivieron cerca de lo que fue la casa de los abortos.
Algunas personas indican que en esa casa vivía una mujer que asistía en partos y abortos; y si el embarazo no llegaba a término, permitía enterrar los fetos en el patio trasero. Algunos cuentan que también había mujeres que morían en el proceso, y nunca se supo qué ocurría exactamente.
Antes de ser remodelada, la casa de Alcocer estaba rodeada por una cerca sencilla y casi siempre permanecía cerrada. Poco se sabe de la mujer; nadie recuerda su rostro, y los vecinos dicen que ya en la década de 1950 era una "señora mayor."
En la memoria de los habitantes de Veracruz no queda claro si fue realmente una partera, y algunos creen que en realidad era un laboratorio donde un médico ofrecía abortos ilegales, pues el aborto se legalizó en Veracruz hasta 2021.
La figura de la partera que ayudaba se desdibujó, y empezó a hablarse de una mujer que "embrujó" el lugar con sus actos, al punto de que la casa se volvió inhabitable. Las personas que intentaban residir ahí no soportaban más de un mes, y se decía que pasar una noche en la casa de los abortos era una experiencia solo para los más osados.
En la actualidad, algunos vecinos afirman que los lamentos y gritos son audibles cada noche. Las sombras recorren el área, y aunque en redes sociales algunos dicen estar dispuestos a comprarla para vivir allí, la realidad es que la casa ha sido imposible de vender. Las historias de llantos, visiones y lamentos de recién nacidos parecen espantar a cualquier interesado.
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