| 2025-04-23
Con más de una década de experiencia en el Poder Judicial y una sólida preparación académica, Alejandro Rodríguez Mejía busca convertirse en juez de distrito penal y amparo en materia penal en Veracruz. Su motivación es clara: servir al pueblo y transformar la justicia desde la cercanía con los ciudadanos.
"Necesitamos jueces más transparentes, sensibles y dispuestos a escuchar a la ciudadanía. Jueces de puertas abiertas", afirma en entrevista durante su proceso de postulación, que forma parte de un hecho sin precedentes en el país: la elección directa de jueces, magistrados y ministros por voto popular.
Rodríguez Mejía es licenciado en Derecho, maestro en Derechos Humanos y Juicio de Amparo, y actualmente cursa el tercer semestre del doctorado en Ciencias Penales. Ingresó al Poder Judicial en 2012 como prestador de servicio social y desde entonces ha escalado profesionalmente hasta desempeñarse como secretario de estudio y cuenta en funciones de magistrado en la Primera Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia del Estado.
Asegura que la elección judicial es una herramienta clave para combatir el nepotismo y la corrupción. "Se crea el Tribunal de Disciplina Judicial, que vigilará que jueces, magistrados y ministros actúen con ética y profesionalismo", explica.
Rodríguez Mejía insiste en que es fundamental que los ciudadanos acudan a las urnas el próximo 1 de junio. "Por primera vez podemos elegir a quién va a aplicar la ley. Es una oportunidad histórica para transformar el Poder Judicial".
Entre los cambios urgentes que propone se encuentran la digitalización del sistema judicial, la capacitación continua del personal y la adopción plena del enfoque de derechos humanos. "No se trata sólo de aplicar la ley, sino de hacerlo con humanidad", enfatiza.
Reconoce que muchos aspirantes carecen de experiencia o trayectoria, y que eso puede representar un riesgo para la impartición de justicia. "Se deben conjuntar la preparación académica y la experiencia judicial. Solo así garantizamos jueces capaces y sensibles".
Aunque no puede prometer reformas legales, sí garantiza un actuar ético, profesional y conforme a derecho. "Quiero que cuando las personas escuchen mi nombre, tengan la certeza de que su asunto será resuelto con imparcialidad".
A quienes le consideran demasiado formal para esta contienda, responde con claridad: "La justicia no es un espectáculo. Las personas merecen juzgadores serios y preparados".
El área penal, en la que se especializa, implica conocer delitos de alto impacto como delincuencia organizada, secuestro y narcotráfico. "Es fundamental tener formación específica para atender estos casos con responsabilidad y eficacia", indica.
Además, destaca la necesidad de acercar el juicio de amparo a todas las personas, sin importar su condición económica. "El defensor público tiene la función de ayudar en estos procesos, y debe fortalecerse para que el acceso sea verdaderamente universal".
Otro de sus compromisos es fomentar el uso de sentencias de lectura fácil. "Ya se han implementado, pero ahora deben ser una práctica constante. La gente merece entender lo que se resuelve sobre su vida y su libertad".
En cuanto a la relación con los medios de comunicación, señala que existe un marco legal que permite determinar qué audiencias pueden ser públicas. "Siempre que sea posible, debe prevalecer la transparencia".
Finalmente, envía un mensaje directo a la ciudadanía: "Confíen en mí. Soy una persona con preparación, con trayectoria y, sobre todo, con vocación de servicio. Estoy listo para servir como juez con justicia, legalidad y cercanía".