Veracruz | 2020-10-20 | Heladio Castro
El campo mexicano vive un momento dramático y las nuevas generaciones buscan en zonas urbanas las oportunidades que no hay en su tierra, alertaron Luis Gómez Garay, dirigente nacional de la Unión General Obrera, Campesina y Popular; y Rosa Margarita Castelán Fernández, presidenta de la Unión Nacional de Productores de Maíz.
El dirigente de la UGOCP destacó que en el año 2020 hay un millón menos de hectáreas sembradas que en el pasado porque según él, no hubo apoyo institucional hacia los productores, y lo que ha salido en el transcurso de éste es consecuencia de los ciclos agrícolas, de la naturaleza misma.
Dijo que propuestas de productores en acciones para mejorar esquemas de financiamiento, desarrollo de tecnología aplicada a la producción, desarrollo de las cadenas de valor, capacitación, transferencia tecnológica, mejoramiento genético, entre otras, no prosperaron.
A ello se suma el envejecimiento de la población en áreas rurales y la no renovación de esa fuerza laboral porque las nuevas generaciones se niegan a ese destino de pobreza y subdesarrollo, lo que hace vislumbrar un despoblamiento del agro, que ya se observa desde ahora.
“Hay un parámetro muy concreto: más del 70 por ciento de la población rural, productora del campo, tiene arriba de los 65 años. ¿En dónde están los jóvenes? Ya se fueron. La otra parte son las mujeres que están al frente de las parcelas, ya en sustitución de los maridos.
“Hoy los jóvenes no le ven perspectiva a meterse en el campo porque la imagen que se tiene de un productor es la imagen de la pobreza, la imagen de que ahí no se gana nada, y la verdad es que los jóvenes tienen todo el derecho de buscar mejores condiciones de vida y de vida decorosa. Estamos en riesgo de que el campo colapse”, resaltó Gómez Garay.
Aseveró que la pobreza se combate mediante los procesos de producción, generación de riqueza y de un conjunto de satisfactores que la gente necesita, su inserción en el mercado y un proceso de capitalización eficiente en cuanto a los procesos de agregación de valor.
Nada de eso se ha visto hasta ahora en el agro mexicano, subrayó el dirigente de la UGOCP.
NIÑOS VENDEDORES
La presidenta de la Unión Nacional de Productores de Maíz, Rosa Margarita Castelán Fernández, destacó que las familias del agro están acorraladas entre la necesidad de sembrar y cosechar y la falta de apoyos, acorraladas por usureros que explotan a quienes caen en sus manos.
“La producción es por áreas, y creo que hemos bajado un 40 a 60 por ciento; los productos del campo se están encareciendo. Se ven inmersos en las casas comerciales que les cobran una tasa de interés de todo el monto de los fertilizantes, de los insumos, de las semillas, un 10 por ciento. Caímos en otra figura que estábamos revirtiendo a través de los financiamientos y los paquetes tecnológicos que daba el gobierno federal”, señaló.
Advirtió un dramático retroceso en la marginalidad de las zonas rurales, que condena a los pobladores a cambiar de aires porque quedarse es condenarse a envejecer en la miseria, y entonces van a las zonas urbanas como alternativa para comercializar sus frutas, verduras y lácteos.
“En las calles andan los productores vendiendo lo que se puede, vendiendo sus artesanías; los niños vendiendo frutas. Yo creo que hay una emigración de las comunidades hacia las ciudades, mínimo de un 20 por ciento, porque tienen que buscar la manera de sacar adelante a su familia”, destacó Castelán Fernández.
Los líderes de campesinos coincidieron en que el agro no necesita dádivas, sino verdaderos programas que reactiven su economía, para que sus habitantes y productores superen sus condiciones de vida mediante programas de mejoramiento y de tecnología.