Veracruz | 2025-04-09
Mis hermanos veracruzanos, qué gusto saludarlos en esta hermosa tierra y compartir con ustedes lo que me encuentro en mis andanzas callejeras.
Fíjense que con frecuencia vagabundeo por el centro histórico o casco antiguo de Veracruz o como quieran llamarle, nomás para ver qué detecto, y vaya que me encuentro cada cosa mal puesta.
Pero lo que sí calienta es que algunas personas y no precisamente menesterosos sino más bien crudos a los que sacaron de la cantina, agarren cualquier rincón de mi sufrida tierra de los jarochos como si fuera el baño de su casa.
Es nada menos que el Callejón J.J. Herrera entre Mario Molina y Zamora, para más señas, a media cuadra de la Catedral de Veracruz y a unos pasos más del Palacio Municipal.
Casi a la mitad del callejón se encuentra un transformador o registro o sabrá Dios qué, de esos de la electricidad, con más de un metro de altura y además está sobre una base de cemento de más de 30 centímetros de altura.
Pues justo entre ese callejón y la pared trasera de lo que en otros años fue un banco, varios caminantes, desde teporochos hasta los no borrachos pero que ya no aguantan las ganas de desaguar sus riñones, lo utilizan como si fuera el baño de su casa.
Sí, mis jarochos de corazón, ya agarraron ese rincón como si fuera su baño público, y se van después de desaguar su vejiga a todo dar.
Ah pa´ vatos éstos, mis brothers de mi sangre!!!
Todos tenemos necesidades fisiológicas, mis hermanos, pero no hay que ser tan cochinones!!!
Y no crean que eso ocurre por las noches, naranjas. Los fulanos van en la mañana, a mediodía, en la tarde, en la noche y en la madrugada.
Y les vale un cacahuate que los vean.
Ahí les dejo de tarea, mis brothers jarochos, para que le marquen el alto a los trasnochados y etcéteras.
Se despide de ustedes su cuate El Justiciero.