Veracruz | 2021-07-26 | Josefina Lugo
Tres son las especies que representan una amenaza para el ecosistema marino del Golfo de México, el coral copa naranja (Tubastraea Coccinea), la damisela real (Neopomacentrus Cyanomos) y el pez león (Pterois Volitans) reconoció Christopher González Baca, director del Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano.
De acuerdo al titular del PNSAV estas especies se encuentran en aguas veracruzanas desde hace varios años, y hasta el momento se han podido controlar, por lo que se califican como especies exóticas que se mantienen en vigilancia.
“El coral copa naranja se registró por primera vez en el Golfo de México en el año de 1977. Actualmente el buque C-50 es el lugar en el que presenta una mayor densidad de esta especie, aunque ya ha empezado a establecerse en el barco Manuel Azueta. Recientemente se registró en sustratos naturales, en el arrecife Blanca, que es uno de los arrecifes de la zona núcleo del área natural protegida, sin embargo este coral elige lugares obscuros, por lo que se encuentra en formaciones artificiales como los barcos”, explicó.
Pez carnívoro
Sin embargo, aseveró que la especie más reciente y que es la que más riesgo representa, porque se trata de un pez carnívoro, un depredador, es el conocido como pez león.
“Este pez, que es muy llamativo, se registró por primera vez en el PNSAV a finales de 2010. Aparentemente en el PNSAV la especie se ha integrado a la comunidad y actualmente se encuentra estable, sin haber provocado graves cambios aún”, manifestó.
Dijo que entre las acciones de control que realizan, como la vigilancia que mantienen de estas especies no nativas de la región, se encuentra un programa para la comercialización del pez león.
“Ya hay cooperativas de pescadores que lo están aprovechando muy bien. Hay un pescador en Antón Lizardo, al que hemos estado apoyando con programas de subsidio, que está enfocado en una gran medida al pez león y hemos estado trabajando de la mano con él para que logre comercializarlo a buen precio”, afirmó.
Agregó que la proliferación de este tipo de especies equivaldrían a una “enfermedad” en el ecosistema marino de Veracruz, por lo que, de no controlarse, irían desplazando a las especies nativas de la región.