Veracruz | 2023-05-25
Han sido siete años de vivir en la peor de las miserias para Vicente, un hombre con serios trastornos psiquiátricos cuya familia lo encerró en una obra en construcción sin ningún servicio básico y a su suerte.
Desnutrido, semidesnudo, sin una cama, baño, agua potable, energía eléctrica, de un ventilador o algo con que entretenerse ni hablamos, durmiendo entre su propia orina y sus heces fecales, como si se tratase de un pobre animal enjaulado.
Sus papás, una pareja de la tercera edad, fueron quienes ante la frustración de no saber cómo lidiar con la enfermedad mental, optaron por abandonarlo en una casa situada en el fraccionamiento Palmas del Coyol desde el 2016.
En esa casa en obra negra marcada con el número 78 de la calle Laurel, Vicente pasa sus días y sus noches en completa soledad, totalmente incomprendido, atrapado no solo en esas cuatro paredes, sino en su propia psique devastada por un maldito trastorno.
Con piel pegada a sus costillas, se asoma tímidamente entre las rejas de la protección donde debería estar un ventanal, con sus cerca de 35 kilos de peso, sin emitir palabra alguna solo mira a su madre, al personal del DIF y a la prensa desconcertado.
Vecinos señalaron que la familia le lleva algo de comer y de beber de vez en cuando, pero solo se lo pasan a través de las rejas y se van, jamás han visto que lo traten con algo de dignidad o que le den una muestra de cariño.
Hace algún tiempo, su espacio de confinamiento tenía espacios que no estaban techados, los cuales eran aprovechados por el trastornado hombre quien, como si se tratase de un primate, lanzaba sus eses fecales a las casas de los vecinos.
Yoshira, la joven vecina y enfermera que se compadeció por su caso, relató que en una ocasión regresó de su trabajo, lavó sus uniformes y los tendió, pero algunos momentos más tarde cuando se disponía a guardarlos, los encontró llenos de excrementos.
Dijo que en más de una ocasión quiso hablar con la mamá de Vicente para ofrecerle buscar ayuda de un doctor, pero lejos de aceptarla, la mujer se enojó y exasperada, arremetió contra la joven a quien llamó 'perra metiche' entre otras tantas injurias.
Los vecinos junto con Policías Navales hablaron con ella tras los incidentes con el excremento y ella les dijo que ya pensaba cambiarse a vivir ahí con su familia para ayudar a su hijo, por lo que inició la remodelación, pero solo techó más la propiedad para evitar que siguiera lanzando sus desechos.
Los papás argumentaron que cuando su enfermedad empeoró, se tornó agresivo, impredecible y al no tener dinero para internarlo en una institución competente, optaron por aislarlo del mundo.
Ni la presencia del DIF Municipal de Veracruz bastaron para hacer cambiar su parecer a la familia, quien se niega a sacar a Vicente de su encierro y como 'para disimular' que si lo ayudan, le llevaron algo de comida y le lavaron la cabeza a través de las rejas, pues tenía el rostro cubierto de su propio excremento.
El destino de Vicente ahora está en el limbo, pues las autoridades no quisieron actuar con mano firme para llevárselo, darle la atención humana y psiquiátrica que tanto necesita y que su familia le ha negado todo este tiempo.
/ct