México | 2023-07-06
El fallecimiento del sacerdote Fernando Martínez, exmiembro de los Legionarios de Cristo y acusado de abuso a menores en 2019, ha generado una fuerte reacción por parte de sus víctimas.
A la edad de 84 años, Martínez perdió la vida a causa de una enfermedad pulmonar en una casa para ancianos en el sur de Italia.
La congregación religiosa emitió un comunicado confirmando el deceso y recordando que Martínez había sido castigado con la "pena máxima de un juicio eclesial: la pérdida del estado clerical" debido a las acusaciones de abuso.
También reconocieron el valor de las víctimas al denunciarlo y mencionaron que se ha iniciado un proceso de reparación con aquellos que lo han permitido.
Sin embargo, las palabras de la congregación no fueron suficientes para calmar el dolor y la indignación de las víctimas.
Analu Salazar, una de las primeras en denunciar los abusos que sufrió, expresó su molestia de que su agresor haya fallecido sin recibir un castigo adecuado.
A través de Twitter, Salazar señaló que el Estado mexicano y la iglesia impidieron que Martínez fuera encarcelado a pesar de los múltiples abusos cometidos durante más de 50 años.
En 2019, Salazar hizo pública su denuncia contra Fernando Martínez por haber abusado de ella entre 1991 y 1993. A raíz de su testimonio, más víctimas rompieron el silencio y acusaron al sacerdote de haber abusado sexualmente de ellos.
Aunque los Legionarios de Cristo lo expulsaron de la congregación, Martínez nunca enfrentó la justicia en México y se refugió en Italia.
El fallecimiento de Martínez pone de relieve la necesidad de garantizar la justicia para las víctimas de abuso sexual, así como la importancia de que las instituciones religiosas y el Estado tomen medidas para prevenir y sancionar estos actos.
Las víctimas merecen un proceso legal justo y un castigo proporcional para que se haga justicia y se evite la impunidad en casos tan sensibles y devastadores.