| 2025-05-02
A partir del año 2011, cada 2 de mayo se celebra el Día Internacional del contra el Bullying o el Acoso Escolar, fecha establecida por asociaciones de padres y diversas organizaciones no gubernamentales con el objetivo de concienciar sobre el riesgo del acoso escolar y el bullying en los niños y jóvenes a nivel mundial.
El acoso escolar, también conocido como bullying, es una forma de violencia física o emocional que sufre un menor a manos de uno o varios compañeros, este tipo de hostigamiento es un problema recurrente en instituciones educativas alrededor del mundo y puede tener consecuencias graves si no se atiende a tiempo.
Uno de los elementos que caracteriza al bullying es el desequilibrio de poder. Este se manifiesta cuando el agresor o el grupo que acosa mantiene una posición dominante sobre la víctima, ya sea por fuerza física, habilidades sociales o apoyo de otros. Este desbalance se agrava si el acoso es colectivo, lo cual deja al menor en una situación de indefensión y soledad.
Para que una conducta pueda identificarse como acoso escolar y no como un conflicto ocasional, los expertos señalan tres aspectos clave. Primero, la intencionalidad: quien agrede lo hace con la clara intención de causar daño físico o emocional. Segundo, la repetición en el tiempo: las agresiones no son eventos aislados, sino que se repiten con frecuencia. Y tercero, el ya mencionado desequilibrio de poder.
La detección temprana del acoso escolar es fundamental para tomar medidas a tiempo. Padres, madres, cuidadores y docentes deben estar atentos a ciertas señales. En el entorno personal del menor, pueden aparecer cambios repentinos en el estado de ánimo, alteraciones en el apetito o el sueño, e incluso lesiones visibles como rasguños o moretones sin explicación clara.
En cuanto a los signos observables en el ámbito escolar o social, se pueden incluir el rechazo a asistir a clases, disminución del rendimiento académico, pérdida de interés por actividades que antes disfrutaba y el deterioro o desaparición de objetos personales.
Frente a la sospecha o confirmación de un caso de acoso, es necesario tomar medidas inmediatas. Según recomendaciones de organismos como UNICEF, lo primero es escuchar con atención al menor, motivándolo con empatía a expresar lo que siente y vive. Es importante no minimizar su experiencia ni hacerlo sentir culpable.
Posteriormente, los padres deben fomentar un ambiente de confianza familiar, evitando comentarios que refuercen la vergüenza o la culpa. También es indispensable informar a la escuela, no solo al profesor, sino también a directivos y orientadores. Una respuesta institucional efectiva puede marcar la diferencia.
Otro paso clave es acudir con especialistas en salud mental. Psicólogos y terapeutas pueden evaluar el impacto emocional que el acoso ha causado, y ofrecer un plan de tratamiento para la recuperación del menor. Además, ayudan a prevenir consecuencias emocionales duraderas.
Es necesario también enseñar al niño o niña que existen formas asertivas y seguras de responder o anticiparse a situaciones similares. Se debe evitar incitarlo a responder con violencia, pues eso podría agravar el conflicto.
Complementando estas acciones, el Gobierno de México, a través de la Secretaría de Educación Pública (SEP), ha habilitado el número telefónico 01 800 11 22676 y el sitio web www.acosoescolar.sep.gob.mx para denunciar o pedir orientación sobre casos de acoso escolar.
Recuerda: si eres testigo de bullying en tu escuela o comunidad, no guardes silencio. Hablar puede hacer la diferencia. Entre todas y todos, podemos construir espacios escolares seguros y libres de violencia.