¿Sabías que miles de contenedores se pierden en el océano? Descubre los secretos que guardan

Cada año, más de 1,500 contenedores se pierden en el océano, liberando productos peligrosos que afectan al ecosistema.

| 2024-10-06

¿Sabías que miles de contenedores se pierden en el océano cada año? Aunque parezca difícil de imaginar, esos grandes contenedores que transportan productos por mar, a veces no llegan a su destino y terminan en el fondo del océano.

Lo más sorprendente es lo que sucede cuando estos contenedores, llenos de objetos cotidianos, se abren y sus contenidos empiezan a aparecer en las costas o, peor aún, a afectar la vida marina.

¿Qué hay dentro de estos contenedores?

Los contenedores marítimos son esas enormes cajas metálicas que ves en los barcos cargueros. Transportan de todo: juguetes, electrónicos, ropa, productos químicos, e incluso vehículos.

Cada año, unos 250 millones de contenedores cruzan los océanos, llevando los productos que usamos diariamente. Pero no todos llegan a su destino.

Se estima que más de 1,500 contenedores se pierden en el mar cada año, aunque algunos expertos creen que la cifra real es aún mayor.

Cuando los mares están agitados, las olas pueden ser tan poderosas que estos contenedores caen al agua, se rompen y liberan todo su contenido.

Lo más curioso es que, dependiendo de lo que transporten, pueden causar un gran impacto, tanto en las playas como en el ecosistema marino.

¿Qué pasa cuando los contenedores se rompen?

Imagina caminar por la playa y de repente encontrarte con montones de Crocs, esas famosas sandalias de plástico, esparcidas por la arena.

Eso fue lo que sucedió en la península de Long Beach, en Washington, donde las olas arrastraron miles de objetos extraños: desde cascos de bicicleta hasta pistolas de agua.

Todos esos artículos provenían de contenedores que se cayeron de un carguero y terminaron abriéndose en el océano.

Lo más preocupante es que no solo se trata de objetos inofensivos. Algunos contenedores transportan productos químicos peligrosos, como ácidos o plásticos que tardan cientos de años en descomponerse.

Estos productos pueden dañar seriamente el medio ambiente marino, envenenar la fauna, o incluso afectar a las personas que dependen de la pesca para vivir.

Cuando un contenedor se hunde, no desaparece. Los científicos lo llaman una "cápsula del tiempo" que permanecerá en el fondo del océano por siglos.

De hecho, hay contenedores que caen a profundidades tan grandes que nunca podrán ser recuperados.

Algunos quedan sellados, pero otros se rompen y liberan lentamente su contenido, afectando los ecosistemas de las profundidades marinas.

En un caso documentado en California, un contenedor cayó a más de 1,200 metros de profundidad.

Aunque parecía un accidente aislado, los científicos descubrieron que estaba cambiando todo el ecosistema a su alrededor, afectando a especies marinas que ni siquiera conocemos bien.

Así que no solo estamos hablando de basura en las playas, sino de daños permanentes en el fondo del océano.

¿Qué se está haciendo al respecto?

A pesar de lo preocupante que suena, el problema de los contenedores perdidos no siempre recibe la atención que merece.

Muchos de estos accidentes no se informan públicamente, y no hay sanciones claras para los responsables. Sin embargo, se están dando algunos pasos para mejorar el seguimiento de estos incidentes.

La Organización Marítima Internacional está trabajando en medidas que obliguen a los barcos a informar sobre los contenedores perdidos y a intentar recuperarlos cuando sea posible.

 Aunque falta mucho por hacer, es un primer paso para abordar este problema que parece estar fuera de la vista, pero no fuera de nuestra responsabilidad.

¿Por qué deberíamos preocuparnos?

Es fácil pensar que lo que se hunde en el océano no nos afecta, pero la realidad es muy distinta. Los desechos de los contenedores perdidos pueden recorrer miles de kilómetros, afectando playas, áreas protegidas y la vida marina en todo el mundo.

Además, los productos peligrosos que transportan pueden envenenar el agua, los peces y, en última instancia, nuestra cadena alimenticia.

Así que, la próxima vez que veas una sandalia Croc flotando en la playa, tal vez estés viendo parte de un contenedor que se perdió en el océano.

Y mientras seguimos enviando más y más productos por mar, es importante recordar que lo que se pierde en el agua no desaparece, sino que puede quedarse con nosotros por siglos.

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