Europa | 2022-06-10
El continente europeo está experimentando cambios significativos en materia de producción, consumo y tránsito de drogas. Y los cárteles mexicanos están tomando un papel protagónico, tal y como lo reveló un decomiso histórico reciente en la capital española.
La intervención de más de 200 agentes de la Policía Nacional de España derivó en 13 cateos en las provincias de Madrid y Guadalajara donde fueron detenidas 24 personas y se aseguraron 37 kilos de cocaína. También se incautó una tonelada de cogollos de marihuana, 10 armas, 105.116 euros en metálico; 17 vehículos y cuatro viviendas valorados en siete millones de euros. Igual fueron desmantelados dos narcolaboratorios y dos invernaderos. Aunado al bloqueo de 20 cuentas bancarias.
La red era dirigida por un clan familiar vinculado con el Cártel de Sinaloa que introdujo más de 10 millones de euros en metálico y oro de inversión para asentarse en el país. Lo que motivó las investigaciones fue la llegada de varios sinaloenses a España a finales de 2020, quienes al poco tiempo de instalarse comenzaron a ocupar viviendas de lujo.
Con el tiempo, la red mexicana de narcotráfico se dedicó, principalmente, a operar grandes granjas de marihuana en Guadalajara, la cual, una vez cosechada, se exportaba a empresas legítimas en Portugal y Suiza, donde se extraía cannabidiol (CBD) para posteriormente venderlo por la vía legal.
Esta participación de los narcotraficantes mexicanos en el mercado legal de la marihuana en Europa es considerada “toda una novedad”, aseguró Insight Crime, una organización especializada en el análisis de temas relacionados seguridad y narcotráfico.
Anteriormente ya se habían documentado casos de mexicanos implicados en el tráfico de marihuana en España, uno de los principales productores ilegales de marihuana en Europa. En octubre de 2021, las fuerzas del orden del país ibérico desmantelaron un grupo que utilizaba pilotos mexicanos para trasladar hachís (producto del cannabis) desde Marruecos.
Sin embargo, en el caso de la familia sinaloense, ellos estaban cultivando marihuana para infiltrarla en la economía legal del continente europeo. Ellos reclamaron su lugar en la cadena de producción tratando de adueñarse de la fabricación de materia prima. Los plantíos se ubicaron en diversas provincias españolas para extraer productos derivados del CBD en laboratorios.
Fue así como se intervinieron 60 toneladas de plantas y se bloquearon las operaciones iniciales. Luego de ello, los criminales invirtieron en crear contenedores con un software inteligente que les permitiría obtener cosechas en menos de tres meses. Los mexicanos vieron el potencial e intentaron comprar ese negocio, pero nuevamente fueron frenados.
Este interés inédito en el mercado lícito de la planta parece sugerir que, ante la creciente legalización de la marihuana en Estados Unidos desde 2013, y la consecuente pérdida de ganancias para los cárteles mexicanos, algunos grupos como el Cártel de Sinaloa han empezado a poner atención en el boyante mercado de concentrados de cannabis.
Por otro lado, la organización desmantelada en España también se dedicó a contrabandear por correo base de coca procedente desde Sudamérica, la cual era transformada en cocaína en laboratorios clandestinos que eran administrados por la familia sinaloense. El producto se vendía a traficantes holandeses, croatas y chinos.
España, por su enlace histórico con América Latina, desde hace varios años ha sido la puerta de entrada de narcotraficantes mexicanos interesados en el Viejo Continente. De tal manera que no sería descabellado pensar que la red del Cártel de Sinaloa, recién descubierta en Madrid, tenía la intención de abrir una nueva puerta, y con ello una nueva fuente de ingresos, para la organización narco más grande y poderosa del hemisferio occidental.
Investigaciones de las autoridades de Países Bajos han descubierto que la cooperación entre Europeos y latinoamericanos, especialmente mexicanos y colombianos, se ha convertido en la clave para el funcionamiento de narcolaboratorios donde se producen drogas estimulantes de la más alta calidad y los cuales han sido construido en los últimos años en países como Holanda y España.
Fue en 2010 cuando organizaciones criminales europeas empezaron a contratar “cocineros” mexicanos y algunos colombianos y salvadoreños con la experiencia por su producción a gran escala hacia los Estados Unidos y los conocimientos específicos necesarios para la elaboración de drogas estimulantes, principalmente cocaína y mentanfetamina, de la más alta calidad.
Ante este nuevo panorama, las autoridades europeas temen que la incursión de los cárteles mexicanos en el viejo continente pueda convertirse en una amenaza real que desemboque en un aumento considerable de la violencia y la corrupción en los países implicados.
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