| 2025-02-23
Durante la reunión de la Asociación Nacional de Gobernadores, celebrada el viernes pasado, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, generó controversia al reiterar su postura sobre la pena de muerte para los narcotraficantes.
Aprovechó la ocasión para pedir a los gobernadores de todos los estados, tanto republicanos como demócratas, que consideraran aplicar esta medida drástica como forma de combatir el tráfico de drogas.
El mandatario defendió que en los países donde la pena de muerte está en vigor, especialmente en Asia, no existen problemas de narcotráfico, argumentando que la ejecución de los traficantes tiene un efecto disuasorio.
Según Trump, cada narcotraficante mata en promedio a 500 personas, y por ello, considera que esta medida podría ser vista como algo "muy humano" para frenar el crimen.
El presidente respondió a una pregunta del gobernador de Carolina del Sur, Henry McMaster, quien le preguntó sobre cómo se enfrentaría a la llegada de fentanilo desde China a través de paquetes postales.
Trump aseguró que ya había discutido este tema con el presidente de China, Xi Jinping, quien, según él, también apoya la aplicación de la pena de muerte para los traficantes de drogas.
Trump subrayó que los estados tienen el derecho de implementar la pena de muerte a los narcotraficantes si realmente desean erradicar el tráfico de sustancias ilícitas.
"Si tus estados quieren deshacerse de las drogas, pueden aplicar la pena de muerte", insistió el mandatario, quien parece estar dispuesto a impulsar esta medida.
En septiembre de 2024, Trump reiteró su postura durante un discurso ante la Fraternidad de Policía de Charlotte, en Carolina del Norte.
En este evento, destacó la necesidad de imponer la pena capital a los narcotraficantes y a quienes trafican con personas, argumentando que estas medidas son esenciales para proteger a la sociedad y garantizar la seguridad pública.
Además, Trump ha expresado su intención de designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, lo que le permitiría utilizar herramientas más contundentes para combatirlos.
Esta medida incluiría la aplicación de sanciones financieras y la cooperación internacional para desmantelar las redes de tráfico de drogas.
Es importante destacar que, aunque estas propuestas se centran en la política interna de Estados Unidos, tienen implicaciones significativas para México, dado que muchos de los cárteles operan en ambos países.
La colaboración entre las autoridades estadounidenses y mexicanas sería crucial para abordar eficazmente el problema del narcotráfico y sus consecuencias.