Nueva York | 2025-05-19
Tras el reciente accidente del buque Cuauhtémoc en el puerto de Nueva York, algunas imágenes difundidas en medios y redes sociales han despertado la curiosidad del público sobre una práctica recurrente entre los cadetes y marinos: colocarse de pie sobre los mástiles de la embarcación.
Aunque esto resulte llamativo para muchos observadores, se trata de una tradición formal que forma parte de las ceremonias navales del buque. A continuación te explicamos cómo se llama y en qué consiste.
Cada vez que el Buque Escuela Cuauhtémoc zarpa o llega a puerto, la atención de quienes observan en tierra firme se concentra arriba. Los mástiles, altos, cruzados por cuerdas y poleas. Ahí, decenas de marinos permanecen erguidos.
No es para la fotografía. Tampoco una costumbre sin fondo. Se trata del saludo en los palos, una práctica institucional dentro de la Armada de México.
Los marinos suben por orden. Cada uno tiene un sitio designado. No todos participan. Quienes lo hacen están entrenados para ello. Ascender, anclarse y mantenerse en equilibrio forma parte de su formación. La maniobra requiere calma, fuerza y concentración. A veces hay viento. A veces no. Pero el riesgo siempre está presente.
Este saludo no tiene palabras. Es una forma visual de cortesía, un gesto solemne hacia el país anfitrión. También hacia el buque mismo, al equipo, al mar. O, dicho de otro modo: es una manera de decir "aquí estamos, y llegamos con respeto".
Podría parecer un acto para las cámaras. No lo es. Desde 1982, el Cuauhtémoc ha cruzado océanos, visitado decenas de países, y en cada llegada importante, repite este saludo. Lo hacen también al partir.
El nombre formal es saludo en los palos. Los mástiles se vuelven símbolo, no sólo de tradición, también de la disciplina exigida a bordo. Una que no todos entienden, pero que todos ven.
Para los cadetes de la Heroica Escuela Naval Militar, este tipo de ejercicios no se limita a lo simbólico. Representa dominio técnico. Confianza en el compañero. Precisión. Y, en algunos casos, miedo superado.
El buque Cuauhtémoc es, además de embajador marítimo, una plataforma de formación real, donde se aprende en movimiento. Desde navegación hasta respeto. Desde obedecer órdenes hasta honrar la rutina.
Cuando los marinos se ubican sobre los mástiles no es sólo por tradición. Es también por lo que esa tradición implica: jerarquía, entrega, resistencia. A veces incluso orgullo.