México | 2021-04-27 | Agencias
La sorprendente amistad, o podríamos decir amor, entre un hombre y un pulpo hembra protagoniza uno de los documentales de naturaleza más exitosos de los últimos tiempos.
El filme sudafricano ‘My Octopus Teacher’ (Mi maestro el pulpo), dirigido por Pippa Ehrlich, ganó el Oscar a mejor documental este domingo en Los Ángeles, luego de haber recibido el Premio BAFTA y muchos otros galardones de prestigio desde su estreno en septiembre de 2020.
Durante casi hora y media, se ve al realizador audiovisual y conservacionista Craig Foster en sus inmersiones en el océano Atlántico frente a la costa oeste de Sudáfrica. Allí bucea en un vasto bosque de algas y se relaciona con una pulpita con la que, poco a poco, forja un vínculo único y conmovedor.
Foster pasó más de un año sumergiéndose en esas aguas sin faltar un solo día. Fascinado por la forma de actuar de su nueva amiga, el sudafricano comparte con el espectador algunas de las cosas que aprendió en las profundidades del océano. A continuación, 5 de ellas:
Sofisticación y astucia
Que los pulpos son unos de los seres más inteligentes del mundo animal ha sido ampliamente reportado. Y en el documental hay numerosos ejemplos que lo avalan. Una de las escenas más memorables muestra cómo la pulpita huye de un tiburón pijama. Foster también comparte la curiosidad que le provocó un conjunto de conchas y piedras agrupadas como una especie de montañita que vio en una de sus primeras inmersiones. Con el tiempo descubrió que la pulpita las había juntado para ocultarse en su interior, y que se trasladaba así, como si fuese el interior de una casa.
Son solo dos ejemplos de la creatividad con que los pulpos engañan a los depredadores y a sus propias presas: "Pueden distraer a un depredador deshaciéndose de un brazo para que se mueva en otro lado y ellos escapar", indica Leonor Solís, bióloga y doctora en Comunicación Ambiental en la UNAM.
Memoria privilegiada
El acceso que Foster tiene al pulpo es sin duda sorprendente, y el vínculo que desarrolla con ella lo es aún más. Estudios han probado que los pulpos son capaces de abrir contenedores o botes en los que están atrapados y también se ha demostrado que, efectivamente, pueden reconocer a seres humanos a nivel individual.
Investigadores han comprobado además que tienen personalidades diferentes, juegan y recuerdan soluciones a problemas: "Esto muestra que los pulpos tienen memoria, de corto y largo plazo", cuenta Leonor Solís.
La bióloga añade que también se ha visto que tienen fases de sueño como los humanos y se está estudiando la posibilidad de que sean capaces de soñar: "El sistema nervioso del pulpo está organizado de forma muy distinta al resto de los seres vivos o los vertebrados a los que estamos más unidos. Tienen aproximadamente 500 millones de neuronas, cantidad similar a la de los perros y los gatos. Los otros moluscos no tienen tantas neuronas como el pulpo", señala la experta.
Soledad y orfandad
El buceador sudafricano recuerda que los pulpos viven entre un año y 18 meses, apenas se relacionan con otros octópodos y se reproducen solo una vez en la vida. En algunas especies, el macho muere justo después de la cópula; en otras sobrevive, pero solo unos meses.
En cuanto a la hembra, una vez que pone sus huevos, que son entre 40.000 y 200.000, los va colocando con cuidado en el techo de la cavidad que elige para que se formen.
El desarrollo embrionario puede durar de uno a cuatro meses, tiempo en el que la madre deja de comer. Dedica toda su energía y todo alimento que encuentra para el desarrollo de los huevos.
Cuando los pulpitos eclosionan, la madre, exhausta y desnutrida, muere, y sus crías crecen huérfanas.
Multifacéticos
Los brazos de los pulpos tienen mucho que ver con su mencionada inteligencia. No en vano, tres quintos de las neuronas de sus sistemas nerviosos están distribuidas en sus ocho extremidades, cada una de las cuales tiene más de 200 ventosas contraladas por millones de receptores.
Es una estructura muy compleja y elaborada.
"Una cosa muy interesante es que las ventosas pueden simultáneamente sentir, oler y saborear”-explica Leonor Solís- "Cada ventosa maneja un montón de información al mismo tiempo, por eso los pulpos pueden hacer varias cosas a la vez".
Todo corazón
Otra curiosidad de los pulpos es que tienen tres corazones: uno que bombea sangre a todos los órganos, conocido como corazón sistémico, y dos que bombean a las branquias, por donde respiran.
En su interior corre sangre azul y esto es gracias a una proteína que se llama hemocianina (en lugar de la hemoglobina, responsable del oxígeno) y que le da a la sangre el color azulado por su composición a base de cobre.
Aunque la función de estos tres corazones sea meramente fisiológica, resulta un detalle evocador en un documental que, como sostiene Leonor Solís, no deja de ser "una inusual historia de amor".