México | 2020-11-03 | Agencias
Lo que pasa en el Ártico no se queda en el Ártico, afecta al clima de todo el planeta. Y lo que está pasando este mes de octubre es que el Océano Ártico está demasiado caliente para recuperar su capa de hielo al ritmo habitual.
La capa de hielo del Ártico nunca había sido tan pequeña en esta época del año. El año 2012 (línea punteada, Gráfico 1) ostenta el récord con menos hielo desde que se tienen datos, sin embargo, entonces el hielo volvió a formarse con la llegada del otoño, como es habitual.
En cambio, este año (línea azul), con las altas temperaturas que han venido registrando Siberia y otras zonas del Ártico, el agua está demasiado caliente y el hielo no está consiguiendo formarse a la velocidad acostumbrada (en gris, se muestra la media habitual desde 1981).
Variabilidad
La temporada también batió récords con un deshielo superior al del año 2012 en entre marzo y junio y algunos días en julio. Además, las temperaturas siguen siendo altas este mes en toda la región ártica, con lo que el grosor de la capa de hielo restante es mucho menor de lo habitual como muestra el gráfico del doctor Zachary E. Labe, investigador en la Universidad de Colorado.
La mayor parte de esta anomalía “la peor formación de hielo marino en las observaciones de satélite” se debe a las altísimas temperaturas que viene experimentando la región de Siberia desde principios de año, una ola de calor que ha batido records.
Espera que el hielo vuelva a formarse y, aunque recuerda que además del cambio climático existe una variabilidad interanual importante y Siberia podría tener más hielo que la media el año que viene, este episodio es coherente con las observaciones de los efectos del calentamiento global en el Ártico.
Reformación
Samantha Burgess, vicedirectora del Servicio para el Cambio Climático de la red europea Copernicus explica que el calor excepcional del Ártico siberiano “hace que las temperaturas de la superficie del mar sean más cálidas que el promedio, lo que hace más difícil que el hielo se reforme”.
Cree que es pronto para evaluar los efectos en el global de la temporada, pero advierte de probables “impactos para la red alimentaria marina con menos nutrientes disponibles y para las especies dependientes del hielo, como los osos polares y las morsas”.
El glaciólogo belga Xavier Fettweis por su parte comenta que esta situación muestra que el estado del Ártico no se puede medir solo respecto a la superficie helada “también hay que tener en cuenta el contenido de calor en aguas abiertas, que es la cara oculta del iceberg, y que seguramente ha batido un récord este año, pero es [un dato] menos conocido”.
Considera que esta temporada, tomando en cuenta este factor, podría ser peor que en el fatídico 2012 y teme que esta situación empeore el año que viene, dejando una capa de hielo debilitada que se fundirá más rápido en la temporada 2021. También señala que, al haber más evaporación, aumentan las precipitaciones, aunque no necesariamente en el Polo Norte.
Si los científicos y expertos insisten tanto en vigilar los dramáticos cambios que se están produciendo en el Ártico, es porque los polos tienen un papel regulador fundamental para el equilibrio climático de todo el Planeta.
Doble
El Ártico está sufriendo los efectos del cambio climático dos veces más rápido que el resto del globo en lo que se conoce como amplificación ártica. Y estos cambios luego se repercuten en el clima de todo el planeta.
A esto se le suma el derretimiento acelerado de los glaciares o del permafrost, el suelo helado que recubre cimas y estepas en los dos hemisferios, que además libera gases de efecto invernadero como el metano.
Efectos
Los efectos exactos del derretimiento todavía no se conocen con precisión, sin embargo, hay algunas consecuencias inmediatas:
Los polos actúan como un refrigerador. Cuando tienen menos hielo absorben calor en lugar de reflejarlo. Esto además dificulta la formación de hielo, como señala el profesor Fettweis y como estamos observando este año.
Subida del nivel del mar. Es uno de los efectos más evidentes del derretimiento de la criosfera.
Las poblaciones de la región llevan años teniendo que adaptarse a la falta de hielo y también la fauna, que además tiene menos recursos para adaptarse.
Más precipitaciones y tormentas más dañinas. Algunos científicos consideran que las perturbaciones en el Ártico provocan cambios en la corriente de chorro que dicta el clima del hemisferio norte.
Cambios en la circulación marina. El derretimiento es capaz de alterar las corrientes oceánicas, que además están estrechamente ligadas al clima global.
Más olas de calor. Científicos consideran que los desequilibrios en las corrientes oceánicas y atmosféricas pueden provocar, además de episodios invernales más fuertes, olas de calor más intensas en verano.
Cambios en la salinidad. La falta de hielo altera el equilibrio químico de los océanos y puede llevar a que haya menos nutrientes, o un exceso de determinados animales o algas.