Veracruz | 2020-07-26 | Daniel Aguilar
El director de cine Carlos Carrera compartió sus experiencias profesionales a través de una charla virtual con Gustavo Vega, encargado del Ágora de la Ciudad de Xalapa. En dicho encuentro, el tema principal fue el cine de animación y cómo Carrera, a la par de la ficción, ha logrado sobresalir con producciones como ‘El héroe’ (1994) y ‘Ana y Bruno’ (2018).
“El interés por el cine empieza por la animación (…) desde muy pequeño me dediqué a contar historias con dibujitos, a la vez que aprendí a escribir también trataba de contar con dibujos en distintas posiciones, en distintas actitudes y ahí construir una pequeña historia”, comentó el cineasta, quien argumentó que al iniciar su carrera se enfrentó a las dificultades de este género cinematográfico.
“En México no había como una industria, había varios intentos de construir estudios de animación (…) Sí tuvo una vida muy accidentada, comenzó como un subproducto de la publicidad, había como unos personajes de marcas que iban acompañando como para anunciarse. Era como animación muy bien hecha, pero siempre pensada para publicidad”.
Sentido
Durante la charla, publicada en las redes sociales del mencionado espacio cultural de la capital del estado, Carrera señaló que el cine de animación va más allá de mostrar diseños atractivos en la pantalla, pues el trabajo del cineasta involucrar la capacidad de dotar de aspectos relacionados con sentimientos y emociones.
“El arte de dotar de alma o de vida a cosas que no existen, porque la virtud de esas películas es que no solo se mueven las imágenes, sino que esas imágenes representan otros personajes y tienen personalidad y sentimientos, los cuales transmiten; cuentan tanto como una historia de cine convencional”, expresó.
Aprendizaje
Por lo anterior, la inquietud del director de ‘La mujer de Benjamín’ (1991) y ‘El crimen del padre Amaro’ (2002) lo llevó a buscar la manera de poder desarrollarse en el naciente medio expresivo de la pantalla grande, situación que lo dotó de conocimientos en diversas áreas, las cuales se han convertido en una de sus principales herramientas.
“Cuando era muy joven y traté de conseguir trabajo en los estudios de animación que había, un poco para aprender y un poco para ver si se podía vivir de eso y me batearon, llevaba mis cortitos y me decían que estaban muy raros. Básicamente me dijeron que ahí me iban a echar a perder”, mencionó.
Añadió: “Me sirvió para aprender todo el proceso, normalmente es un proceso de equipo y es muy especializado, hay gente que se dedica a diversas tareas, pero antes estaban los animadores, los intercaladores, los entintadores de micas, era una sola especialidad y yo tuve la oportunidad de hacer de todo”.