México | 2020-11-08 | Agencias
En el Laboratorio del doctor Andrew Jackson del Instituto de Neurociencia en la Universidad de Newcastle desarrollan una prótesis neural para restaurar la función de la mano después de una lesión de la médula espinal.
Su trabajo explora tres de los desafíos fundamentales que enfrenta el desarrollo de este tipo de implantes que involucra un conjunto de electrodos colocados en la corteza cerebral: la miniaturización electrónica del dispositivo, el registro de señales del cerebro y la adecuada estimulación de la médula espinal.
Este tipo de tecnologías forman parte de la llamada human augmentation o tecnologías de aumento, que buscan desarrollar alternativas para mejorar la calidad de vida de quienes tienen alguna discapacidad, pero también impulsar las capacidades humanas más allá de sus límites naturales.
Con la pandemia se ha intensificado el uso de herramientas tecnológicas y ya nada parece ficción. Uno de los ejemplos más ambiciosos de este tipo de tecnologías lo propone Neuralink, la start-up de neurociencia de Elon Musk. Con mucha publicidad de por medio, hace un par de meses este visionario de la tecnología presentó los avances de un implante neuronal que permitiría a personas controlar una computadora o un dispositivo móvil con sólo pensarlo.
Lo que bien podría ser un capítulo de la serie futurista Black Mirror es materia cotidiana de exploración en muchos laboratorios en todo el mundo que siguen estudiando el camino de la también llamada Human 2.0 a través de sus diferentes áreas: sensorial, cognitiva, motora, fisiológica y medioambiental.
‘Pospersonas’
Lo ético, no se deja de lado: en el libro ‘Truly Human Enhancement A Philosophical Defense of Limits’ (Mejora realmente humana. Una defensa filosófica de los límites), Nicholas Agar, experto en ética y tecnología de la Universidad de Wellington, en Nueva Zelanda, señala que las tecnologías de aumento ofrecen una visión más atractiva del futuro y de nuestra relación con la tecnología, pero al intentar mejorar radicalmente las capacidades cognitivas humanas se puede crear inadvertidamente seres (‘pospersonas’) con más beneficios y una prefabricada supremacía moral que pudiera abrir nuevos abismos en las sociedades del mundo.
Pero hay muchos especialistas que, literalmente, mantienen los pies en la tierra. El doctor Hugh Herr, director el grupo de Biomecatrónica en el MIT Media Lab del Instituto de Tecnología de Massachusetts, ha focalizado su trabajo en la creación de extremidades biónicas que emulan la función biológica de los miembros naturales.
Herr, quien vive con una doble amputación por un accidente en su juventud, es responsable de revolucionarios avances que brindan mayor movilidad y nuevas esperanzas a las personas con discapacidades físicas a través de la biomecatrónica, tecnología que combina la fisiología humana con la electromecánica.
Con dos prótesis con las que corre todas las mañanas y escalando mejor que cuando tenía sus extremidades reales, Herr, en sí mismo, es fehaciente prueba de sus adelantos. Su equipo también fue el responsable en desarrollar el primer exoesqueleto autónomo. El diseño de esqueletos externos puede ayudar a una persona con discapacidad de movimiento a movilizarse, pero también a enfrentar actividades peligrosas en las que el contacto directo podría representar un riesgo.
Nuevos retos
La empresa de ciberseguridad e investigación sobre alcances tecnológicos Kaspersky reveló en un estudio de 16 países que 63% de los encuestados consideraría cambiar sus capacidades físicas inherentes implantando o alojando algún elemento tecnológico en sus cuerpos, ya sea de forma permanente o temporal.
Roberto Martínez, del equipo global de investigación y análisis en Latinoamérica de esta compañía, señala que si bien siempre que surge un nuevo tipo de tecnología es costosa, tras la masificación cambian los escenarios y empieza a tener un nivel de penetración diferente: “Nos ha tocado ver en los últimos meses el surgimiento de startups que dirigen sus esfuerzos en desarrollar tecnologías de bajo costo y esta tendencia puede crear un balance”, señala y asegura que esta tecnología ‘llegará a un punto de mayor accesibilidad’.
Para el especialista, el verdadero reto en este tipo de temas es que deberían considerarse en políticas públicas y agendas legislativas. “Siempre se ha tomado la tecnología como ‘un tema de ingenieros’, pero no se enfoca más en cuestiones legales (…) Por ejemplo, existen aparatos que hacen cirugía con un nivel de precisión impresionante, pero si alguno de estos instrumentos falla, a quién se considera responsable: ¿al médico que opera?, ¿al hospital?, ¿al que da mantenimiento al equipo?, ¿al fabricante? Aún no hay claridad en varios aspectos, hay huecos legales”.
Por otra parte, Martínez apunta que en el uso de la tecnología hay una corresponsabilidad de diversos sectores, por eso sería óptimo que desde el diseño y la fabricación de cualquier tipo de herramienta tecnológica este implícito el concepto de ciberinmunidad, es decir, que un producto brinde más garantías al usuario desde su creación.
Para el analista de seguridad, una nueva tecnología puede mejorar la vida, pero se debe asumir esa nueva vida hasta con el sentido común para proteger la privacidad.
Dato
El 63% de 16 países encuestados utilizaría el human augmentation para mejorar su calidad de vida.