Pelea en el streaming

Daniel Radcliffe protagoniza Manos a las armas

México | 2020-08-28 | Agencias

En ‘Manos a las armas’ (Guns Akimbo) Daniel Radcliffe es obligado a convertirse en un verdadero gladiador dentro de un club ilegal de peleas que ha alcanzado una gran popularidad en línea.

Contra su voluntad, debe ir avanzando en este peligroso y desconocido terreno en el que el vencedor debe asesinar a su oponente a cambio de una hipotética libertad. Primero está en juego su vida, pero luego su entorno se ve envuelto en esta cacería que parece no tener fin.

Historia

La vida de Miles no pasa por su mejor momento. Tiene un trabajo como desarrollador de videojuegos en el que no se siente a gusto y sigue enamorado de su exnovia. Es un buen momento para pasarse la noche bebiendo cerveza, con pijamas y pantuflas de tigre, y viendo la última transmisión de Skizm, un club ilegal de peleas manejado por mafiosos que reclutan tipos raros, psicóticos y criminales para batirse a muerte, mientras son seguidos por drones para que la audiencia pueda ver toda la sangre y balas que surgen de sus cacerías por la ciudad.

Pero cuando Miles tiene la mala ocurrencia de atacar a Skizm con duros comentarios en línea, jamás sospecha que causará el enojo de Riktor, su cerebro y creador, y que recibirá su poco amistosa visita.

Cuando cree despertar con una fuerte resaca, pronto se da cuenta de que está frente al inicio de una inolvidable pesadilla de la que no hay escape. En sus manos tiene adheridas dos armas con tornillos que traspasan su piel y huesos, y cada una de ellas tiene una cuenta de 50 disparos.

Un mensaje en su celular le indica que ahora es parte de Skizm y que su primera oponente es Nix, la gladiadora estrella del show y una fría asesina que no distingue a los inocentes con tal de cazar a su presa.

Miles, incapaz de matar una mosca, asmático, y con bata y pantuflas, no tiene escapatoria y aunque se niega a ser parte del mortal desafío, pronto descubrirá que no sólo su vida depende de las cien balas que tiene en sus manos.

Desafiante

De acuerdo con Carolina Duek, una persona con los brazos “Akimbo” está en una postura desafiante, segura, agresiva y arrogante. Pero “Akimbo” también refiere a una técnica de duelo identificada por utilizar un arma en cada mano. “Guns Akimbo” es el seudónimo que le asignan los espectadores a Miles al verlo desarrollar el enfrentamiento con su oponente (el duelo), por la particularidad de sus manos con armas atornilladas y por su actitud desafiante.

Miles pasa de ser un ciudadano promedio para convertirse en la sensación del streaming: millones de personas siguen sus pasos, sus decisiones, sus desplazamientos con cámaras y drones que así lo registran. Miles se convierte en “Akimbo”. No es su elección, pero se adueña del personaje y le pone el cuerpo al enfrentamiento. 

Familiaridades

Duek asegura que ‘Manos a las armas’ convocará, en la memoria de sus espectadores, muchas películas que han sido referentes del género a lo largo de los años. ‘El club de la pelea’ aparece como una referencia obvia: el cuerpo como territorio de disputa y de conquista se despliega como protagonista. La pelea y el enfrentamiento, también. ‘Snatch. Cerdos y diamantes’ aparece en la misma línea.

Pero hay otra película que aparece claramente vinculada: ‘The game’. Estrenada en 1997, la película se organiza en torno de un regalo que Conrad (Sean Penn) le hace a su hermano Nicholas Von Orton (Michael Douglas). Nicholas, un millonario poco escrupuloso, comienza a vivir situaciones violentas que lo exponen a él y a terceros.

Es perseguido, es golpeado, se vincula con diferentes personas, pero, al final del recorrido, cuando el protagonista la está pasando muy mal, se descubre que es todo un juego (the game) para que tome consciencia de sus acciones, de su falta de registro de terceros y de la necesidad de reflexionar sobre su vida y sus afectos.

Los conflictos aparecen como una simulación que luego, tranquilizadoramente, se clarifican. En ‘Manos a las armas’ el conflicto parece simulado, pero no lo es: el juego es a muerte.

Cada espectador establecerá los vínculos que su trayectoria por la historia del cine y de la televisión le permitan. ‘Manos a las armas’ propone una visión crítica de la presente articulada con duelos, visiones distópicas del futuro (¿Cercano? ¿Lejano?), del streaming y del voyeurismo como organizador de muchos consumos culturales.

El rol de los espectadores, su complicidad y su falta de crítica sobre sus acciones e interacciones son, argumentalmente, más relevantes que el enfrentamiento en sí mismo. Y esa es, precisamente, una de las grandes apuestas de la película.

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