Olga Vargas: La danza, baluarte de disciplina y libertad

Formó a diferentes generaciones en el arte de la danza

Veracruz | 2024-01-02

Toda rama artística como cualquier actividad humana requiere de administración y conciencia, pero si alguna requiere un arduo rigor disciplinario es la danza.

De ello tenía un convicción férrea Olga Vargas, quien por años. Además de ser bailarina y coreógrafa fue docente. Formó a diversas generaciones de bailarines profesionales y a personas relacionadas  con esta hermosa manifestación estética.

 Su formación a nivel licenciatura fue  en Ciencias químicas pero desde los 14 años se relacionó con el flamenco al lado de  la maestra Paloma Zepeda y poco tiempo después acudió en ciudad de México a la Escuela Nacional de Danza, Hermanas Campobello.

En el renglón de la Danza Contemporánea  la Universidad Veracruzana  se convierte en su asidero pedagógico  y también en la misma institución formó parte del Ballet Folklórico.

Se certificó por el Royal Academy of Dnce de Reino Unido y fundó con mucho éxito su compañía Star Dance Studio en el fraccionamiento Reforma, Olga además fue maestra en el Instituto América de la ciudad de Veracruz.

Tuve la oportunidad de observar de cerca su trabajo y ser partícipe de la emoción transmitida durante sus Festivales de Danza los cuales estaban plagados de contenidos artísticos varios, donde la música y el vestuario se fundían en los contornos corporales de sus ejecutantes, tanto niños como jóvenes, también personas gozosas de la actividad dancística.

Olga Vargas fue dueña de una personalidad peculiar. Su voz y ademanes parecían haber sido hechos para dirigir. Casi todos sus alumnos la recuerdan con harto cariño, pero también por la exigencia impartida en horas y horas de impartición de ensayos y métodos para interpretar diversos géneros dentro de la danza.

Es difícil dejar pasar comentarios sobre Olga, su soledad la transformó en amor a su trabajo y ello es admirable pues desde joven, la coreógrafa y bailarina perdió a sus padres y fue hija única.

Ese amor la hará vivir en el corazón de sus homólogos y cercanos, tal como citaba Luis Buñuel en sus últimos días, al citar como una niña murió por brincarse una cerca para comer cerezas, por las cuales sentía una gran debilidad y al encontrarse con Dios, el Supremo le dijo, tu arrojo y amor a esa frutas te distinguió y hoy te permite estar en mi reino.

Y de modo semejante, estoy convencida sucedió a Olga Vargas, acicate de pasión por el arte, la danza y sus artilugios de cuerpo y espíritu.

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