La mujer dorada

Conocida como la mujer dorada, Miss Cooper vivió su vida en soledad, pero su leyenda perdura en el pueblo nevado.

Veracruz | 2024-10-23

Todos los inviernos o al menos en lo más alto de su crudeza, cuando todo el pueblo se cubría de espesa nieve, una mujer solitaria, aquella cuya casa estaba a 40 minutos del centro de la localidad, hacía su aparición en las calles principales ataviada  con un abrigo y gorro negro muy afelpados y adornada con grandes accesorios de oro, exóticos y probablemente de alto precio.

La gente acostumbrada a este gesto extravagante, ya no hacía caso de su presencia  solo algún despistado o visitante miraba con sorna la presencia un tanto adusta de la mujer, quien con los años ya se había convertido casi en una sombra, en un fantasma.

Miss Cooper como era llamada, no se comunicaba con nadie, al morir su dama de compañía, un empleado de la Gran Almacén  le llevaba sus provisiones y ella solo salía los inviernos, tal vez para hacer contraste entre su indumentaria negra y sus pesados adornos de oro.

La mujer dorada,  le llamaban y su historia se empalmaba  con el de una persona non grata, cuya naturaleza vil   y cubría con ese metal  graves faltas.

 La gente hacia especulaciones sobre su pasado: fue mala persona, cruel, no quiso a sus padres, vivió en amasiato con hombres de dudosa reputación y ellos le pagaron con oro, no conocían como llegó al lugar y tales leyendas se fueron perdiendo  con el tiempo, pues al envejecer la mujer dorada, ya casi nadie hacía alusión a ella.

Uno de esos inviernos, de crudeza letal, los  habitantes ya no volvieron a ver la caminata de  la dama misteriosa por las calles  y fue el mandadero, quien anunció a la comunidad sobre su muerte.

Eso sí causó curiosidad y ahora…qué  pasará  con su gran collar, aretes y pulseras de oro, quien se quedaría con ellas….acaso el empleado del Gran Almacén…días pasaron y con ellos el morbo y nueva leyenda…pues la mayoría de los habitantes del pueblo nevado, mencionan  haber visto a través de las ventanas de su casa, su esqueleto, y este era de oro, tan macizo como su bizarro aderezo…cumpliendo en muerte  la sentencia de  su mote en vida… la mujer dorada

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