Exhibe la violencia

Fernanda Melchor presenta la novela ‘Páradais’

Ciudad de México | 2021-02-18 | Agencias

La escritora Fernanda Melchor, finalista del Premio Booker Internacional en 2020, explica que sus libros son para “arrancar las capas, para pelar lo más que pueda de la cebollita de la violencia”, a través de preguntarse qué la origina, por qué se reproduce y nos cuesta tanto cambiar. En su novela más reciente, ‘Páradais’ (Literatura Random House), toca el tema de los fraccionamientos exclusivos que surgen arrasando ecosistemas y consumiendo recursos.

“Se vuelven una pequeña ciudad feudal, un castillo donde viven los señores rodeados por un foso con cocodrilos. Quería hablar de lo que pasa cuando uno de estos lugares que construyen para sentirse protegidos es invadido por el mal que quieren evitar”.

Origen

El texto, sostiene Melchor, surgió cuando terminaba de escribir Temporada de huracanes, que sucede en La Matosa: “Platicaba con un amigo de Veracruz sobre la población original de la novela, una comunidad de pescadores de 30 personas que dejó de existir porque ahí se construyó un fraccionamiento con campo de golf en Boca del Río”.

Decidió que “iba a hacer una historia situada ahí con el fin de abordar el tema de la violencia, de la obsesión y de cómo el deseo se puede convertir en algo sumamente oscuro y egoísta”. También quería abordar un sitio habitado por personas desvinculadas de la comunidad. “Podría servir como símbolo, pues se vuelve una pequeña ciudad feudal. Hace algunos años, Umberto Eco hablaba de que vamos hacia una suerte de Edad Media de nuevo”.

Negación del deseo

La escritora refiere que el tríptico ‘El jardín de las delicias’, de El Bosco, la inspiró para escribir la narración: “Desde muy pronto sabía que iba a tener tres partes, entonces pensaba en cómo se lee un tríptico, cuál es el recorrido. Cuando ves esta pintura tus ojos siempre se dirigen hacia la mitad. Hay una cosa muy narrativa en el recorrido de la mirada”.

Melchor destaca que, a diferencia de ‘Temporada de huracanes’, “donde quería sumergir al lector en una realidad creada”, en su título más reciente deseó “construir una cierta distancia, donde también hubiera espacio para la ironía, tal vez para el humor negro y la burla.

Con su protagonista, ‘Polo’, sostiene la narradora, “quería construir a alguien que está más bien en este vértice de la negación del deseo. Quería hablar justamente de los engaños que nos hacemos nosotros mismos cuando incurrimos en faltas, pero le echamos la culpa a los demás”.

La narración construye “relaciones no sólo desde lo espectacular de la violencia, sino sobre los fallos de la conciencia que como sociedad siempre tenemos. No quiero decir que esto esté ocurriendo sólo ahora. Como humanos, siempre hemos sido así. Tal vez uno de nuestros mayores vicios es no ser abiertamente violentos, sino serlo soterradamente. Es otra cara de la violencia”.

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