México | 2021-06-09 | Agencias
El coco es una fruta que se produce principalmente en las zonas de costa, de un árbol que seguro conoces, la palma. Este alimento ha tenido un resurgimiento importante gracias a que de su pulpa se obtienen alternativas a los ingredientes refinados o de origen animal.
Para que se encuentre en condiciones ideales de crecimiento, el coco necesita obtener al menos 120 horas de sol al mes y vientos no muy fuertes, ya que podría aumentar la transpiración de la planta y esto hace que pierda mucha agua; además, requiere un poco de lluvia y se recomienda que la tumba -como se le llama a la cosecha- se haga cada tres meses.
Derivados y propiedades
Hasta hace muy poco, el coco era un alimento solo de las costas, pero a raíz de que se descubrió la alta cantidad de electrolitos y nutrientes en su agua, también se comenzó a aprovechar la pulpa para hacer sustitutos que mejoran nuestra calidad de vida.
Una de sus propiedades es la laxante y también ayuda a reducir el colesterol alto y el azúcar en sangre gracias a su contenido de fibra. Además, su contenido de vitamina E aporta grandes beneficios en la piel y brinda antioxidantes.
Usos
La harina, el aceite y la manteca son algunos de los productos que se pueden obtener a partir de esta fruta. En el caso de la harina, es libre de gluten, contiene grasas saturadas, fibra y proteína, entre otras propiedades positivas para la salud.
Es una buena fuente de proteínas con 18 g por cada 100 g; asimismo, es grasa en un 14%, en su mayoría (un 65%) grasa saturada, pero compuesta por ácidos grasos de cadena media con efectos beneficiosos sobre el peso y el colesterol, si se consume con moderación. Además, proporciona entre 1.5 y 6 g de carbohidratos, además de 30% de fibra.
El aceite de coco, de moda en la gastronomía y belleza, se diferencia de la manteca por su textura; mientras que el aceite debe permanecer líquido la manteca por el contrario es sólida. Otra diferencia es que el aceite se hace filtrando el líquido mientras que en la manteca se utiliza toda la fruta.
Dentro de sus propiedades se encuentra el aceleramiento del metabolismo, reducción de apetito y, gracias a su combinación de ácidos grasos, cuenta con propiedades medicinales muy potentes. Cabe destacar que, en la cocina, puede aprovecharse para tiempos de cocción más largos y altos, ya que tiene un punto de humo de 178°C, y es un sustituto perfecto para el aceite vegetal o de canola.
Finalmente, la manteca de coco se obtiene al prensar la pulpa de los cocos y filtrar el aceite obtenido. Al derretirse, alrededor de los 24ºC, es un líquido espeso transparente. Este ingrediente se emplea mucho en los postres y dulces crudiveganos pues da cuerpo y ayuda a “cuajar” tartas. También es un buen aceite para cocinar pues “resiste” mucho mejor que otros aceites vegetales al calor.
Con estos detalles, elige el que más te convenga y prepáralo en casa con las siguientes técnicas. ¡Disfútalos!
Aceite
Ingredientes
1 coco maduro
30 mililitros de su agua
Procedimiento
Partir a la mitad y extraer la pulpa.
Cortar a la mitad y licuar con su propia agua.
Exprimir la pasta con un filtro de tela hasta extraer todo el líquido.
Refrigerar el líquido durante 24 horas.
Retirar la leche de la superficie (se puede utilizar para sustituir la de vaca) y en el fondo estará el aceite.
Colocar en un recipiente con tapa y mantener a temperatura ambiente para que esté líquido.
TIP: Úsalo para freír o cocinar a la plancha y, por su sabor dulce, es perfecto para incorporar a recetas de repostería.
Manteca
Ingredientes
270 gramos de coco deshidratado y rallado
Procedimiento
Colocar el coco en el procesador de alimentos y moler durante 8 a 10 minutos hasta obtener una textura cremosa.
Si es en licuadora colocar el coco deshidratado y añadir unas gotas de aceite de coco hasta obtener la consistencia deseada.
TIP: Añádela en agua para hacer leche de coco o en batidos y smoothies.
Harina
Ingredientes
1 coco maduro
1 litro de agua
Procedimiento
Precalentar el horno a 100°C.
Abrir el coco y retirar toda la pulpa.
Moler la pulpa con el agua hasta obtener una mezcla homogénea. Colar todo el producto hasta obtener solo la pulpa (el líquido se puede utilizar como sustituto de leche).
Colocar sobre una charola con papel encerado. Procurar que sea una capa uniforme y delgada.
Hornear durante 50 minutos evitando que el coco se tueste. Una vez endurecido sacar del horno.
Triturar con un rodillo o moler en el procesador hasta obtener una textura de polvo.
Almacenar en una bolsa hermética.
TIP: Úsala en recetas dulces y saladas, como pan de textura densa (magdalenas, bizcochos, galletas) y para espesar sopas y guisos.
Esta fruta ha tenido un resurgimiento importante gracias a que de su pulpa se obtienen alternativas a los ingredientes refinados o de origen animal.