Tlacotalpan | 2024-02-01
La pintoresca ciudad de Tlacotalpan, localizada a 100 kilómetros al sureste del puerto de Veracruz, fue incorporada por la UNESCO a la lista de Patrimonio Mundial el 2 de diciembre de 1998 debido a que su traza y arquitectura son una fusión excepcional de las tradiciones caribeña y española.
“Tlacotalpan es el conjunto urbano más armónico, homogéneo y bello de todo México”, fue lo que citó la UNESCO.
Este pequeño puerto nació como estancia ganadera y aldea de pescadores a mediados del siglo XVI. Adquirió su fisonomía actual hacia finales del siglo XVIII: casas de un solo piso con techo de teja curveada, fachada con pórtico y amplios patios donde crecen palmeras y otros árboles tropicales.
La ciudad prosperó y en el siglo XIX se convirtió en la célebre “Perla del Papaloapan”.
El nombramiento de la UNESCO abarca no sólo sus templos y el centro, sino prácticamente toda la traza urbana.
Las casas porticadas y su exuberante decoración, pues todas están pintadas de un color diferente, refleja una tradición vernácula del Caribe.
Tlacotalpan desarrolló una industria de construcción de barcos y numerosas haciendas se establecieron a sus alrededores. Sin embargo, su ubicación y riqueza también la hizo susceptible al ataque de piratas y, en el marco de los numerosos conflictos que se daban continuamente entre españoles e ingleses en el mar Caribe y el golfo de México, el puerto fue víctima de robos e incendios. Como el resto de las ciudades costeras de la época virreinal, las primeras construcciones tlacotalpeñas eran de madera pero, en 1788, casi todas se perdieron en el peor incendio que haya azotado la ciudad.
Se dice que para prevenir futuros siniestros, se ordena que todos los edificios nuevos deberían de ser de ladrillos o piedras, y es entonces cuando Tlacotalpan adquirió su aspecto actual.
La ciudad alcanzó su máximo esplendor en el siglo XIX, cuando navíos de vapor provenientes de Europa podían entrar directamente a Tlacotalpan sin necesidad de pasar por Veracruz. Sin embargo, la llegada del ferrocarril entre la Ciudad de México, Córdoba y el puerto veracruzano cambió la suerte de Tlacotalpan pues el tren reemplazó al río como el principal medio de comunicación de la región. Con la construcción de carreteras tras la Revolución, el antiguo puerto quedó ya enteramente relegado pero, irónicamente, esto también hizo que la pequeña ciudad se conservase de una manera excepcional.