Modelos de Veracruz, entre la ‘esclavitud’ del glamur y la explotación laboral

Modelos de Veracruz enfrentan muchos estereotipos, peligros y explotación laboral

Ciudad de México | 2023-03-11


ESPECIAL II  La vida de una modelo no es fácil. Hay muchos estereotipos, prejuicios y riesgos. La industria de la moda y el modelaje derivan en un mundo peligroso, difícil y competitivo. Algunas mujeres lo superan y trascienden, mientras que otras terminan aplastadas bajo presión y el acoso sexual constante. 

No visten Gucci, Balenciaga, Dior o Chanel. Exhiben la última tendencia: la explotación laboral. En una pequeña ciudad de Veracruz, se puede imitar un mundo de glamour y luces.

Sin embargo, también existen duras realidades que pocas veces se ven desde afuera: la competencia es feroz, las oportunidades son escasas. Estrés frecuente. Riesgo de caer en manos de redes de trata.

“Ocho horas de arduo trabajo, sin contrato, con pagos en especie y, en el mejor de los casos, 500 pesos recibidos en un periodo de tres meses, son condiciones de explotación que rodean al fantasioso mundo del glamur que padecen las y los modelos, que son parte de más de un millón de trabajadores de la industria textil en México”, cita el diario La Jornada sobre la situación general que viven en el país las jóvenes.

Esta es la historia de Susana, una modelo veracruzana que se enfrenta a los altibajos y a los problemas de muchas mujeres que buscan el éxito en este campo.

Cuando la conocí, Susana era alta y delgada, con piel moreno-clara y unos ojos grandes y expresivos. A los 15 años, comenzó a modelar en pequeñas pasarelas y llamó la atención de algunos agentes de moda locales. 

Sin embargo, antes de su primer contrato, fue rechazada por varias agencias de modelos por no cumplir con los estándares de belleza requeridos.

El cazatalentos que la introdujo al modelaje era un ‘freelancer’ de revistas de moda internacionales. Pronto aprendería con él que su belleza era más útil para los hombres que para su carrera. Muchos le exigían favores sexuales. Fotógrafos le insinuaron que solo tendría éxito si se "acomodaba" con ellos.

Al principio, todo parecía un sueño. Después se tornaría en algo cercano a una pesadilla, con momentos deslumbrantes. El fotógrafo le auguró que con sus ‘influencias’ y contactos sería tan famosa que en 3 años viajaría a Nueva York, París y Milán para desfilar en las pasarelas de las marcas más importantes. 

La modelo, cuyo verdadero nombre no se revela por razones de privacidad (pidió llamarle Susana), comenzó a descubrir que detrás de la belleza, las pasarelas, hay un mundo oscuro: la presión por mantener su figura perfecta, la competencia con otras modelos y la falta de privacidad. Y comenzaron a tomar un alto costo.

Se encontró en situaciones incómodas en las que tuvo que soportar comentarios inapropiados y una lluvia de propuestas indecentes.

“De vuelta en Veracruz, pase por un periodo de depresión. En Octubre empecé a trabajar. Me habla mi booker después de un tiempo, un poco apenada por la situación y me dice que necesita que regrese. Me estaba buscando Dolce & Gabbana, me querían conocer. Vine para la CDMX, conocí el director de la marca y me lleve muy bien con todos ellos. Ya no sé qué paso con ese proyecto, pero estoy muy agradecida con ellos porque le hicieron ver a mi agencia que no importaba la talla, yo tenía potencial”.

 

UNA MODELO SIN REFLECTORES, NI PORTADAS EN VOGUE, UNA SOBREVIVIENTE

A pesar de todas las dificultades, Susana logró conseguir trabajos aceptablemente remunerados, a años luz de lo que puede ahora ganar por ejemplo Jimena de Aparicio. En algún momento, decidió que ya había tenido suficiente. Tomó un descanso provisional para buscar otras oportunidades.

Aprendió, asegura, que la belleza es sólo temporal y que hay cosas más importantes que la perfección física. Descubrió que ser auténtica y fiel a sí misma era más valioso que cualquier contrato de modelaje.

A pesar de las dificultades que ha sorteado, Susana sigue luchando por su carrera. Continúa yendo a castings y audiciones, trabajando en su cuerpo y su técnica. Lucha contra los estereotipos y las dificultades para encontrar su verdadero camino. 

Quizás no llegará a ser una top model famosa, pero está segura de que podrá sentirse orgullosa de sí misma y de su esfuerzo. A tiempo supo que la belleza no es suficiente para alcanzar la felicidad y el éxito. Pero hay algo en su mirada que refleja una profunda melancolía.

Susana ha pasado por varias de las cicunstancias relatadas y más. Ha sido humillada, insultada y tratada como un objeto. Ha sentido muchas veces que ignoraron su individualidad y derechos. Pero sigue adelante, esperando que algún día su suerte cambie.


- ¿Cómo lo soportas?-, le pregunté en un momento de descanso.

- Es la única vida que conozco-, respondió con una triste sonrisa. "Y al menos me da la oportunidad de soñar".


Su historia me dejó pensando en la oscura realidad detrás del brillo y el glamour de la moda.

En el mundo de las pasarelas, la belleza, es a menudo una fachada para el dolor y la explotación. Y para las modelos, como Susana, la vida puede ser una lucha constante por mantener la cabeza fuera del agua.

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