Xalapa | 2022-04-05 | Bibiana Varela
EXCLUSIVA I Ante un panorama donde las mujeres transexuales viven un mayor nivel de discriminación y desigualdad, México tiene que estar preparado para aceptar la diversidad sexual.
Así lo señaló a Imagen del Golfo Bruno Santamaría, director del documental ‘Cosas que no hacemos’, quien a través de este trabajo advierte sobre la violencia que sufren los niños y adolescentes durante su proceso de transformación.
‘Cosas que no hacemos’ relata la historia de Arturo (hoy Dayanara), un niño originario de El Roblito, un pueblo en Nayarit, quien disfruta vestirse de mujer; sin embargo, lo hace a escondidas por temor a la reacción de sus padres, en medio de un ambiente de violencia y represión.
Para Santamaría, la historia de Arturo es la misma que viven miles de niños y adolescentes en México, quienes se ven obligados a vivir en soledad este proceso de identidad de género.
“Lo que ocurrió en El Roblito es algo muy representativo de casi cualquier lugar de México y me atrevería a decir de Latinoamérica. El silencio, el secreto, el miedo, es algo que, cuando uno sale a la calle, siente.
“Lo más terrible es la soledad. Al no poder compartir quién eres, qué te gusta, qué deseas, lo vives en soledad y eso lleva a la desinformación, pues encuentras en Internet esas ventanas que permiten vivirlo de manera escondida y, a veces, peligrosa”, apuntó.
PERSISTE EL MACHISMO
El director advirtió que, en México, todavía persiste el machismo, al grado de que quienes se identifican con un género diferente al biológico, se ven sometidos a episodios de violencia y bullying.
“Es tan fuerte el machismo, es tan fuerte la transfobia que no solo van contra la persona, sino en contra de los padres y el bullying, el acoso, la violencia se vuelven contra la familia porque su hijo o su hija está tomando esa decisión”, dijo.
En ese sentido, Santamaría consideró a ‘Dayanara’ como “un referente de vida”, quien logró construir una red de apoyo que la podía sostener frente a ese salto y, hoy, es una maestra trans de 20 años de edad, que enseña a niños de 4 y 5 años a leer y a escribir.
“Hay un trabajo infinito de reflexión, de construcción que creo que se está haciendo, pero, de raíz, siento que es algo mucho más complejo que tiene que ver con la transformación del mundo”.
Ahora, espera que su documental sirva para reflexionar sobre este tema y que las personas vayan recuperando la libertad de tomar sus propias decisiones sobre su cuerpo, su sexualidad y su vida.