Minatitlán | 2023-02-08
Confiando en la buena voluntad guiada por el amor de madre a su único hijo, Estela Velázquez Núñez de 72 años puede ser desalojada de su vivienda en cualquier momento, luego de que su primogénito la llevó con engaños a vender su único patrimonio, que pasó a manos de un tercero.
La dama de la tercera edad, recordó que en 2015 su hijo Javier Velázquez Núñez, la convenció de entregarle las escrituras de su hogar asentado en Tercer callejón de Reforma número 40 interior de la colonia Gravera; aseveró que la intención del hoy jubilado de Petróleos Mexicanos (Pemex) de 53 años, era hipotecar la casa.
Para tal efecto a Estela la condujeron al notario público número 20 con sede en el puerto de Coatzacoalcos, cuyo titular es Luis Manuel Brito Gómez.
De acuerdo con el contrato de compra venta que obra en manos de la señora Estela, y quién pensaba que se trataba de sus escrituras, se lee en el libro trigésimo vigésimo primero, escritura pública número 15 mil 532, que en la ciudad de Coatzacoalcos, estado de Veracruz de Ignacio de la llave, a los 20 días del mes de enero del año 2015, el licenciado Asdruval Figueroa Pilar, notario adscrito a la notaria número 20 de la vigésimo primera demarcación notarial, y del patrimonio inmueble federal, con residencia en esta ciudad, hizo constar el contrato de compraventa.
Según el documento oficial dicha transacción fue celebrada entre Joaquín Báez Argüelles y Estela Velázquez Núñez, aunque de esto nunca nadie le informó a la mujer de la tercera edad, quien pensaba todo se trataba de una hipoteca.
Narró en entrevista y en medio del llanto, que ella llegó a dichas instalaciones en las que nadie le explicó que los documentos eran para vender su hogar, patrimonio que le costó toda una vida lograr construir, y en dónde en la actualidad radica con su hermana, junto a una hija de crianza.
Expuso que se percató de la mentira cuando en meses pasados acudió a otro notario en Minatitlán para conocer el estatus de su hogar, registrado en el lote 81, de la manzana 123, zona uno, llevándose la sorpresa que la propiedad de 276 metros cuadrados había pasado a manos de Joaquín Báez, el cual es amigo de su hijo Javier.
Hace unos cinco días, dicho individuo respondió a la dama que: "vamos a ir a arreglar, pero no ha pasado más", señaló la agraviada.
Con lágrimas en los ojos, Estela reconoce que su mayor temor es el de quedarse en la calle de un momento a otro, después de 33 años de radicar en esa dirección.
Para Estela, la única intensión que tiene es la de recuperar legalmente su morada, pero en contraste, no desea ejercer acción legal en contra de su único hijo, pues en caso de ser detenido, teme que lo golpeen.