Coatzacoalcos, Ver. | 2022-05-29 | Angélica López Martínez
El siguiente extracto fue tomado integro del libro ‘Coatzacoalcos. La construcción histórica de una ciudad’ realizado durante la administración de Carranza Rosaldo, cuyos autores fueron Alfredo Delgado Calderón y Álvaro Alcántara López.
‘El traslado de la capital de la provincia de Coatzacoalcos de la Villa del Espíritu Santo al pueblo de Acayucan significó la ruptura de una continuidad de siglos, de asentamientos humanos dispuestos en las inmediaciones de la barra de Coatzacoalcos. Acayucan se convirtió a lo largo del siglo XVIII en el epicentro de la vida económica, política, social y cultural de la región, mientras que en la barra del río sabemos que funcionó una suerte de mesón que atendía a unos cuantos pescadores y a comerciantes viandantes que hacían el recorrido entre Campeche, Tabasco, Tonalá y Coatzacoalcos.
Existía también en la desembocadura del río una vigía conformada por indios de Moloacán e Ixhuatlán y por milicianos mulatos y pardos de Chinameca. El punto más utilizado para el embarco y desembarco de mercancías y maderas fue Paso de Tacojalpan, muy cerca del Minatitlán actual.
Una actividad que animó un poco la actividad en la barra de Coatzacoalcos, ya iniciado el siglo XVIII, fueron los cortes de madera para la construcción naval. Incluso se logró la hazaña de haber construido un astillero sobre el río Coatzacoalcos en la segunda década de esa centuria, si bien éste no duró mucho tiempo funcionando debido al alto costo de las embarcaciones que allí se construyeron.
El llamado de atención sobre la rentabilidad de las maderas existentes en las costas del Golfo de México lo habían dado los piratas y bucaneros, explotando a placer los recursos forestales para la construcción, así como el palo de tinte o palo de Campeche a lo largo de todo el siglo XVII.
Al menos desde 1703 se reactivó el interés de la corona por establecer una fábrica de navíos sobre el río Coatzacoalcos, con la mira puesta en aprovechar el stock maderero de la región.
A lo largo del siglo XVIII, la provincia de Acayucan sería una de las principales abastecedoras de madera para la corona, con el establecimiento de asientos de cortes de arboladuras especialmente en la segunda mitad de esa centuria. La explotación maderera sacó de su letargo institucional la comunicación marítima entre el puerto de Veracruz y la barra de Coatzacoalcos, adentrándose las embarcaciones por el río hasta el paso de Tacojalpan para recoger allí las arboladuras -aunque no faltaron señalamientos que aquellos barcos fomentaban también el contrabando, cargando mercancías o frutos de la tierra sin cubrir los derechos reales.
Sabemos por los informes de militares o funcionarios que recorrieron la región durante el último cuarto de aquel siglo, que no siempre los barcos procedentes de
Veracruz o La Habana acudían regularmente a recoger las arboladuras, consignándose en sus informes que éstas se estaban pudriendo en el paso de Tlacojalpan, porque ninguna embarcación había ido a recogerlas.
Los últimos años del siglo XVIII y primeros del siglo XIX trajeron consigo una ligera reactivación de la vida marítima sobre la desembocadura del Coatzacoalcos, impulsada tanto por la actividad mercantil como por la militar. De hecho, se instaló
una Batería militar en la margen izquierda del río Coatzacoalcos, prácticamente en las inmediaciones donde se encuentra hoy en día el cuartel militar. Fueron muchos los problemas que se tuvieron por parte de la corona para mantener en funcionamiento dicha construcción militar, pero sin duda y visto a la distancia, la construcción de esa batería, junto con el bodegón que funcionaba en la Barra sentaron las bases para el repoblamiento de Coatzacoalcos a fines del siglo XIX.
Al alcanzarse la vida independiente, el puerto de Coatzacoalcos, en el lugar conocido como La Barra, fue habilitado para el comercio internacional en 1825, sin
embargo, ante la falta de condiciones para ello, fue Minatitlán-Tlacojalpan la zona que funcionó de manera efectiva como puerto sobre los márgenes del río Coatzacoalcos. Un nuevo capítulo para la vida de este antiguo puerto prehispánico se iniciaría en las décadas siguientes.
El punto más utilizado para el embarco y desembarco de mercancías y maderas fue Paso de Tacojalpan, muy cerca del Minatitlán actual.