Veracruz | 2024-08-29
El accidente ocurrido el 27 de agosto en las instalaciones de Radio Televisión de Veracruz (RTV) no es un simple infortunio; es el resultado, de acuerdo con los mismos empleados, de una cadena de negligencias y omisiones que, tristemente, cobró la vida de un trabajador con dos décadas de antigüedad.
Este trágico suceso, que terminó con la vida de Abraham M.C., de 57 años, pone en evidencia la grave falta de inversión en el mantenimiento de las áreas laborales y de los vehículos oficiales utilizados por el personal.
Este accidente es una clara muestra de cómo la desidia y la indiferencia pueden resultar letales.
En medio de su labor, sobre una escalera que aparentemente no contaba con las condiciones mínimas de seguridad, Abraham perdió la vida al caer al suelo.
Las declaraciones de sus compañeros de trabajo, quienes prefirieron mantenerse en el anonimato para evitar represalias, pintan un panorama desolador: un edificio inaugurado en 1980 que no ha visto mejoras significativas en años, vehículos en condiciones deplorables y herramientas laborales en pésimo estado.
"Ya sucedió una tragedia; nos duele muchísimo la muerte del compañero", lamentaron los empleados, quienes han alzado la voz para denunciar la precariedad en la que se encuentran las instalaciones de RTV.
Así como ocurre en el principal centro de labores en Xalapa, las carencias se replican en Coatzacoalcos, una de las pocas delegaciones que quedan en el estado del medio de comunicación, que más que servir al pueblo de Veracruz en temas sociales, se ha convertido en un brazo de difusión política del actual gobierno.
El testimonio de los trabajadores tras la tragedia es una acusación directa a la administración actual, liderada por el gobernador Cuitláhuac García Jiménez, que ha hecho oídos sordos a las peticiones de mantenimiento y renovación del equipo.
La muerte de Abraham no es un incidente aislado; es el resultado de una serie de decisiones —o la falta de ellas— que han dejado a los empleados de RTV en un estado de vulnerabilidad constante.
Vehículos con llantas lisas, fallos en los frenos, equipos de iluminación que no funcionan correctamente y, por supuesto, una escalera que se convirtió en una trampa mortal.
Esta negligencia institucionalizada no solo pone en riesgo la vida de los trabajadores, sino que también mina la moral y el sentido de seguridad de todo el equipo.
El director de RTV, Víctor Hugo Cisneros Hernández, nombrado por el exsecretario de Gobierno Eric Patrocinio Cisneros Burgos, ha sido señalado como incompetente por sus propios empleados, quienes afirman que no tiene la experiencia ni el conocimiento necesarios para dirigir una televisora gubernamental.
Su incapacidad para gestionar las necesidades básicas de seguridad y mantenimiento ha creado un ambiente de trabajo peligroso, donde los empleados temen tanto por su vida como por posibles represalias si alzan la voz.
Lo más desconcertante de este caso es la respuesta oficial. Mientras los empleados claman por justicia y mejores condiciones laborales, la administración parece más preocupada por controlar los daños mediáticos que por abordar las causas subyacentes de la tragedia.
La reacción del director de RTV al afirmar que "no tenía conocimiento de las quejas" es una muestra más de la desconexión entre la dirección y las realidades del personal.
El hecho de que se intentara minimizar la situación, con comentarios como que "no tenía reporte de esa área específicamente" o que "todos están asegurados", no hace más que agravar el sentimiento de impotencia y frustración entre los trabajadores.
¿Qué clase de administración no tiene conocimiento de las condiciones en las que opera su personal? ¿Qué tipo de líder evade responsabilidades y se escuda en seguros de vida cuando lo que está en juego es la seguridad diaria de sus empleados?
Es hora de que la administración del gobernador Cuitláhuac García Jiménez asuma su responsabilidad. Las vidas de los trabajadores no son negociables, y la muerte de Abraham no debe quedar impune ni ser relegada a un simple expediente más.
Se requiere una inversión urgente en el mantenimiento de las instalaciones de RTV, en los vehículos y en todas las herramientas de trabajo para evitar que una tragedia como esta vuelva a ocurrir.
El mensaje es claro: la seguridad no es un lujo, es una necesidad fundamental. RTV debe tomar medidas inmediatas para garantizar que todos sus empleados puedan realizar sus labores en un entorno seguro y adecuado. De lo contrario, la administración actual estará enviando un mensaje inequívoco: la vida de sus trabajadores no tiene valor. Y eso, simplemente, es inaceptable.
La inminente salida de Margarita Santopietro Peralta de la oficina municipal de Sedesol en Coatzacoalcos abriría un espacio para que el alcalde Amado Cruz Malpica opere de manera más eficaz en un área donde se puede hacer política social de grandes dimensiones.
De ahí que será importante ubicar a un hombre o mujer que tenga las cualidades no solo de conocimiento del territorio, sino que trabaje a favor de la imagen del edil porteño, haciendo lo que pocos morenistas le han aprendido al presidente Andrés Manuel López Obrador: cultivar su talento para manejar la política social.
Ya circulan nombres.
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